Lluvia y flores silvestres

64 7 8
                                    

Capítulo 3

La luz de la ventana y los suaves ronquidos de Fred la despertaron a la mañana siguiente.

Observó por unos minutos las facciones relajadas del chico hasta que le dieron ganas de depositar un beso en cada una de sus pecas.

Al final se contentó con dejar tan solo uno en su mejilla. Al hacerlo Fred pareció revolverse en sueños y murmurar algo dormido al mismo tiempo que su brazo se deslizaba por las sabanas, como si la estuviese llamando.

Andrea se permitió sonreír y acariciarle la mano antes de ponerse en pie y evitar ser absorbida de nuevo por la cómoda cama. Silenciosamente se dirigió al baño con intención de despertarse del todo y poder abrir completamente los ojos.

Aquella noche no había tenido ninguna pesadilla, tampoco la había abordado ningún otro recuerdo del que no quisiera acordarse. Ese era el efecto que Fred tenía cuando dormía a su lado, saber que estaba cerca alejaba cualquier miedo que pudiera alcanzarla.

Comenzó a preparar algo de desayuno mientras esperaba a que se levantara. Desde la cocina se quedó un buen rato sumida en sus pensamientos, mirando el tocadiscos que Fred le había traído ayer.

A su lado reposaba una de las últimas cartas de Hermione, corta y concisa, todo estaba bien, no había nuevas noticias de Harry.

Boun Giorno—murmuró Fred con un acento marcado al aparecer en la cocina.

Seguía sin camiseta, pero se había puesto unos viejos pantalones de pijama que Andrea sabía que se había dejado aposta antes de que ella llegara al apartamento.

—Buenos días—masculló ella antes de concentrarse en no derramar el café. Cuando ambas tazas estuvieron servidas, se dio la vuelta sujetándolas y le ofreció una de ellas antes de preguntarle— ¿Qué vas a hacer hoy?

Fred tomó el resto del desayuno y los dos se sentaron en la mesa del salón.

—Bueno, no creo que George me eche de menos en la tienda, pensaba quedarme contigo y ayudarte si quieres.

Andrea tomó la taza con ambas manos y se la colocó frente a la cara ocultando su boca, antes de beber.

—Pues tengo que colocar toda mi ropa, así que, si es lo que quieres, puedes ayudarme—contestó removiendo lentamente la bebida— tendrás el gran privilegio de ver toda mi ropa interior.

—Será un honor.

Andrea sonrió y se llevó la taza a los labios sin dejar de mirarle. Él la recorrió con los ojos y acabó apartándolos primero para observar la enorme pila de libros que la chica tenía colocados a su lado.

—Veo que te has tomado muy enserio el consejo de Hermione de leer en verano.

Andrea miró de reojo los lomos desgastados y le respondió sin darle mucha importancia.

—He estado aprendiendo muchísimos hechizos, ahora que puedo usar magia fuera del colegio voy mucho más rápido e incluso con los de más dificultad. Ya casi voy por la mitad.

—¿La mitad? —preguntó Fred atragantándose con una fresa.

—Necesito estar preparada. No puedo dejar que lo que ocurrió en Hogwarts vuelva a suceder. —Fred la miró detenidamente a los ojos como si estuviera analizando cualquier movimiento que pudiera indicarle si se encontraba bien— estoy bien, Fred. De verdad.

—Yo tampoco quiero que vuelva a ocurrir—a pesar de que Andrea sabía que estaba intentando sonar tranquilo podía ver toda la preocupación en su rostro—, pero ¿no crees que te estás centrando demasiado en eso?

Andrea Bletchley y las reliquias de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora