Celo fuera de Casa :: KookNam ˚➶ ｡˚ [PAUSADA]

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Morat - Acuérdate De Mí

Dejó salir el vaho caliente sobre sus manos al mismo tiempo que las tallaba entre sí para entrar en calor. La mañana del jueves estaba extrañamente helada, adoraba el frío, en especial porque cada que Jungkook lo notaba hacer cosas para entrar en calor siempre le brindaba el suyo. Como en ese instante en el que se quitaba uno de sus guantes para ponérselo y entrelazaba las manos descubiertas para meterlas en el bolsillo de su abrigo. Caminaban a través del patio de la escuela en camino al refugio de Jeon Jungkook, mejor conocido como el salón de música. El alfa disfrutaba colarse al aula y apropiarse del viejo piano brillante, a nadie parecía importarle que le diera un uso a las gastadas teclas de mármol. Jungkook le comentó que tenía algo que mostrarle. Varias veces había disfrutado de las dulces melodías que el rubio producía en el instrumento, por lo que su nerviosismo le parecía confuso.

— Hace poco más de un mes compuse algo para ti —comentó cerrando la puerta detrás de el menor, siendo abrigados por el calor de la habitación. Ambos compartieron asiento en el largo banquillo de madera. El castaño volteó a ver a Jungkook con los ojos brillantes, pero el mayor era demasiado tímido para voltearlo a ver luego de su declaración—. No estaba seguro si algún día te la mostraría porque no suelo escribir cosas así —confesó con un sonrojo creciendo por todo su rostro.

Cuando Jungkook se levantó a buscar otro instrumento en lugar de girarse hacia el piano para tocar. Regresó con una guitarra de un café opaco que demostraba su tiempo de uso. Arrastró una silla para quedar en frente del omega, estaba demasiado nervioso, gracias al constante ánimo de su lobo seguía con el plan en marcha. Sus nervios empeoraron al toparse con la mirada enternecida de Namjoon, sus manos temblaban tanto que ni siquiera conseguía acomodar sus dedos para el primer acorde.

— No te pongas tan nervioso, conejito. Todo va a estar bien —buscó calmarlo acariciando sus manos con ternura, sonriendo como bobo.

Encontrarse con esos orbes cafés y esa sonrisa amable fue suficiente para dar una respiración profunda. Le pidió a su lobo algo de calma y se preparó para empezar, acomodó sus dedos y carraspeó un poco. No cantaba, así que rogaba por no sonar tan terrible. Acarició con sus dedos las cuerdas y entonó:

"Quiero confesarte que ya tengo la certeza,
De que tu recuerdo vive adentro de mi piel
Tengo un corazón que está perdiendo la cabeza, porque se dio cuenta que ha caído ante tus pies"

Mantenía la mirada clavada en el piso, temiendo que de ver a los ojos al precioso chico enfrente de él terminaría con la lengua enredada y sus dedos dejarían de funcionar correctamente.

"Busco algún pretexto para acercarme a tu lado,
Si me sale bien, tal vez parezca accidental,
Por fin usaré todo el coraje que he guardado, para confesarte lo que nunca pude hablar"

"Quiero convencerte,
Pero no quiero arriesgarme a perderte,
Y que te quieras ir,
Porque siempre que te miro,
Yo nunca sé muy bien que decir"