One shots [anime x lectora]

♡ Shota Aizawa [+18] ♡

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—Esto es muy vergonzoso... —Solté un gemido debido a una vibración en mi interior.

—¿Cómo debes llamar a papi, huh?

Bajé mi mirada evitando sus ojos negros.

—Señor...

Intentando bajar la falda de aquel vestido de maid, caí al piso sintiendo mis piernas temblar.

Subió la intensidad del pequeño aparato dentro mío cuando intenté bajar la falda.

—Déjalo así o habrá un castigo.

Palmeó su muslo, haciéndome entender que quería que me sentara en su regazo.

—Si señor.

Me levanté del suelo y como pude, me acerqué a él.

—Anda pequeña, sube a mis piernas, si puedes. —Soltó una risa.

Volví a sentir el aparato dentro de mí subir su intensidad.

Me senté en su regazo a horcajadas, con ambas piernas a cada lado de su cadera, sintiendo mis piernas temblorosas.

—Buena niña —Dijo con dulzura—. Te ves tan linda sonrojandote así.

Su mano acunó mi cara mientras su otra mano buscaba mi cadera.

Su boca buscó la mía y comenzó un beso apasionado.

Con el paso del tiempo, el beso se fue intensificando al punto de resonar por toda la sala.

El sonido de nuestras respiraciones agitadas —más la mía que la de Aizawa— y la humedad de nuestros labios separándose y volviéndose a unir, hacían del ruido que producíamos una armonía perfecta.

Sus dos manos fueron a mi cadera, mientras las mías jalaban de su cabello suavemente debido a la constante vibración.

Sin pensarlo ni quererlo, comencé a moverme sobre su regazo. Adelante y atrás, tratando de calmar la presión en mi vientre.

—Calma preciosa, aún es muy pronto. Vas a ensuciar mis pantalones y a papi no le gusta su ropa sucia.

Él movió mi ropa interior para quitar el pequeño aparato que vibraba dentro de mi cuerpo. No pude evitarlo y me corrí.

Mi cuerpo se removió en placer al sentir el orgasmo.

—Lo siento señor, no quise ensuciar su...

No me dejó terminar. Su cuerpo se movió rápidamente. Me levantó de su regazo poniéndome de frente a la cama, quedando detrás de mí. Me dejó con las rodillas contra la cama y sus brazos sosteniendo mi cuerpo desde atrás.

—Eres una niña muy desobediente.

Sus manos sostenían mis pechos sobre la ropa y su miembro estaba pegado a mí. Podía sentir el bulto a pesar de las capas de tela de mi vestido.

Sacó mis pechos de mi vestido con una delicadeza increíble. Solté un jadeo mientras él reía por como me comportaba.

—Manos atrás —soltó con voz grave y demandante, pero a la vez cariñosa.

Obedecí inmediatamente. No lo admitiría en voz alta, pero amaba que me tratara así.

Amarró mis muñecas a la altura de mi espalda baja con lo que parecía el listón del vestido se maid —que había deshecho sin darme cuenta— y besó mi hombro.