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Darle un recorrido a Kip por la Villa Halloween fue más divertido de lo que esperaba. Eso llevó a Malik a olvidarse que se suponía que debía devolverlo con su hermano. También lo hizo olvidar por una fracción de segundo la extraña charla de Jack que había tenido lugar en el campo de calabazas. Lo recordó hasta un rato después cuando entraron a una "tienda" . No es que las cosas tuvieran realmente un precio en "Green Pumpkin", pero a los O'llys les gustaba similar que compraban cosas ahí. Además Malik solía llevarles las estanterías con productos humanos. Las bolsas de papas fritas sabor vinagre y sal eran un producto bastante popular.

—Oye Jack— dijo el niño después de un rato recorriendo la tienda. Había conseguido unas cuantas golosinas. En ese momento jugaba con una barrita de regaliz entre sus labios.

—¿Qué?— respondió el aludido quien en realidad había estado bastante tranquilo desde que dejaron el campo. Claro eso sí no se tomaban en cuenta las miradas de reojo que le daba a Malik.

—He estado pensando y…¿Eres el mismo Jack de los cuentos?

—Obviamente no soy un esqueleto con crisis existencial—se burló y muy a su pesar, los labios de Malik se rizaron en los bordes.

—No me refiero a eso— Kip se rió— hablo de esas historias en dónde fuiste demasiado travieso y te condenaron a vagar por la tierra con un farol. Y que fue ahí de dónde salieron las calabazas— alzó su propia  calabaza reluciente.

—Mmm, sí y no— Jack se encogió de hombros. —El Halloween ya existía antes de eso, pero era una versión no tan agradable. Incluía sacrificios celtas y todo eso. Ahora es mejor en ciertos aspectos.

—¿Qué tanto de cierto tienen las historias?

—Más de lo que crees pero no tanto.

—Woah— Kip se detuvo dándole una mirada impresionada —¡¿De verdad encerrarte al diablo en una bolsa?!

Malik se quedó con la boca abierta la escuchar eso. Y su expresión debió reflejar todo el desconcierto, la confusión y la incrédulidad que estaba sintiendo, porque Jack empezó a reírse como el gran tonto que era. El rubio quería mandarlo a callar y también hacer un montón de preguntas, pero no lograba hacer que su boca funcionara lo suficientemente rápido. Le tomó al menos tres intentos antes de encontrar su voz.

—Okey. A riesgo de quedar como un ignorante ¿Cuál esa historia de Jack encerrado al diablo en una bolsa? Sólo no puedo creer que haya hecho algo así— le dió una mirada cargada de curiosidad e incrédulidad al aludido. La sonrisa de Jack era nada más que malicios y...muy linda.

—¿Curiosidad, querido?— bromeó Jack.

—Es raro que no lo sepas, si es tu esposo— Malik volvió a enrojecer ante las palabras del niño. Sabía que no lo decía con malas intenciones. Después de todo el niño había sido engañado con respecto a lo de "esposo". Ugh.

—Vamos, niño, cuéntale a Malik la historia que conoces.

—¡Sí!— Kip los guió hacía afuera.

Había una banca de madera a un costado de la tienda en dónde el niño se acomodó. Malik lo imitó mientras Jack se quedaba de pie  aún costado, con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón, viendo calle abajo. Para el rubio fue imposible no imaginar esa imagen como la portada de una novela gótica ambientada en uno o dos siglos atrás. Ugh, también se veía muy guapo. Además de que todos los árboles a los costados de la calle estaban teñidos de los típicos colores del otoño, los naranjas, los amarillos, los rojos y los ocres. Con Jack en la medio parecía como una postal.   Sacudió la cabeza centrando su atención en Kip.

¿Dulce, truco...o Jack?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora