1. Dolor

588 41 4
                                    

Cuando el rumor de que Momo salía con alguien más llegó a los oídos de Sana, esta sintió que el mundo se le venía abajo.

Sintió sus oídos sumbar con un sonido insistente y molesto, el mundo se tambaleó bajo sus suelas, y los ojos se le nublaron.

No podía ser. No podía. Ellas- ellas solo el día anterior lo habían pasado juntas riendo y jugueteando como siempre. Y hacia el final del día habían—

—No —pensó. Aquello era irrisorio. Era imposible. Ni siquiera podía imaginar a Momo entregándose a alguien más como lo había hecho con ella tan solo el atardecer anterior.

—Debe ser un error —dice. E inmediatamente siente unos pares de ojos mirándola con algo que se sentía asquerosamente parecido a la lástima. El estómago se le revolvía de solo sentirlo.

—Sana —murmura Dahyun. Sana puede ver como los dientes se asoman por el lado de sus labios rojos, enseguida se muerde el labio inferior. Sana suspira, ella continuamente tiene ese gesto cuando no sabe cómo decir lo que está pensando sin (o en la medida de lo posible no hacerlo) herir a la persona a la que sus palabras se dirigían—. Es real el artículo salió hoy.  No sé qué pasará entre ustedes dos pero esto— dice extendiéndole su télefono con un tweet en su pantalla donde decía que habían visto a su novia salir con algún tipo, y ellos aseguraban que eran pareja—... está rondando por todo internet ahora mismo.

Sana arruga el ceño. Insiste. Aquello no puede ser. ¿Será la única en la habitación que en esa foto no ve nada más que gestos amistosos? ¿O será que quiere desesperadamente creer que lo son?

—Sabemos qué —empieza una voz que Sana en su dolor no puede reconocer si pertenece a Tzuyu o a Nayeon. Entre el dolor que se le cala entre los huesos y el corazón latiéndole con fuerza, ya no distingue nada—... la amas, pero—

La voz se calla de forma abrupta cuando la puerta principal se abre y Sana no necesita voltear para saber quién es.

—Hola a todas —susurra. Para la japonesa no es necesario que hable más alto, la voz de la mujer de hebras negras siempre haya su camino para llegar a ella.

No escucha si alguna devolvió el saludo solo intenta conectar su mirada con los irises de Momo intentando entender lo que está pasando, aquellos grandes ojos avellanados nunca le han mentido aún cuando las sílabas salientes de su boca lo hagan.

—Sana —dice ella mientras se mueve por el lugar hasta llegar justo frente a sí. Sus pupilas brillan. Parece que está a punto de derramar lágrimas—. Necesito... necesito hablar contigo.

Duda un poco. No quiere seder. Le ama. Más de lo jamás ha amado a nadie pero antes del amor está el orgullo que hierve entre sus vísceras en forma de pupilas entrecerradas y el ceño fruncido.

—No —replica. Moviéndose entre las miembros hacia otro lugar—. No aún. Necesito pensar

Escucha un sollozo leve tras su espalda y a alguien que le sigue. Y después de que su corazón da un leve salto en sus paredes le regaña mentalmente cuando entiende que las pisadas no le pertenecen a su Momo. No las logra identificar porque no hay otra persona en el mundo a la que conozca tanto como a ella, así que solo avanza hasta las habitaciones.

—No la sigas, es mejor que mantengas distancia  —oye detrás del portazo que da.

Pasaron unas horas. El sol se escondió nuevamente y ella tiene a la fémina de pie al borde de la cama posando su peso de un pie al otro con nerviosismo, el corazón de Minatozaki se encoje ante la imagen y sus pies le duelen por disminuir la distancia y estrecharla entre sus brazos, susurrarle al oído que todo estará bien que todo lo que está pasando no será nada perjudicial para ellas; que lo superarán como han superado cualquier cosa antes.
Pero, su cerebro le frena cualquier intento de acercarse hasta la pelinegra recordándole que hace sólo unas horas atrás toda la nación extendió un rumor en donde la involucra y con dos palabras fue capaz de destrozarle el corazón.

—Te amo —dice con la voz quebrada. Como si las sílabas le rasparan la garganta y fuese difícil decirlo. Incluso ve, una pequeña lágrima pasearse por la mejilla izquierda de su novia—, nunca quise esto.

— ¿Esto qué? —cuestiona con dureza. Y puede ver el segundo exacto en que las palabras le pesan.

—El rumor —espeta con dificultad. Doliéndole y Sana siente su corazón retumbar en sus paredes cuando Momo rompe a llorar más fuerte y comienza a balbucear.

—Momo —dice. Acercándose con cautela—. Vete. No quiero saber.

Abre la puerta esperando que la mujer abandone el lugar pero algo en su postura... algo en sus lágrimas que le hacen retroceder (puesto que, aquellas no eran las lágrimas de cocodrilo que salían de sus ojos cuando quería que hicieran exactamente lo que ella quería, incluso cuando veían alguna película o serie y Momo quería detenerla).

—Habla —susurra, mientras vuelve a cerrar la puerta. Colocándose frente a ella intenta -sin éxito alguno- no estirar sus brazos y mantener a la contraria en ellos.

Momo le contó todo y a cada palabra que salía de su boca, Sana no podía evitar apretujarla con más fuerza enojada con el mundo por no permitirles enamorarse, por ser mundialmente conocidas y no poder vivir su amor con tranquilidad y también por saber que aún teniendo todo en su contra seguía latiéndole el corazón con fuerza cuando Momo enreda sus dedos con los suyos.

—Vamos a superarlo, como cualquier cosa que ya hemos superado antes. Te lo prometo —La besó con fuerza. La besó con delicadeza también. Y la folló con fuerza y suavemente también. Porque la ama. Y con ella lo intenta todo.

Y lo hicieron. Lo superaron.

***

Estoy nerviosa JAJAJ es la primera vez que escribo para el fandom de twice. Porque hace muy poquito noté que no había mucho SaMo en español y quise contribuir a que esto cambie.

Espero les guste mucho, y nos veremos en el próximo one-shot.

Y hacia el final siempre volveré a ti |SaMo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora