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-Enfermera, me gustaría saber el diagnóstico de una persona.

-Si, doctor, ¿esa persona está ingresada?

-No, vino solo a revisarse.

-Bien, dígame su nombre.

¡Su nombre! No le había preguntado su nombre. Ahora será más difícil saber que le pasaba.

-No me lo sé - la enfermera lo miró raro.

-En ese caso doctor, lo siento mucho, pero no le puedo ayudar.

-Es verdad, si gracias.

El doctor se fue y la enfermera se quedó mirándolo de una manera extraña ..

De vuelta a la Hacienda, Casandra se fue a su habitación a descansar mientras las muchachas hacían la comida.

Habían preparado una habitación en la planta baja para ella, para que así fuera un poco más independiente.

Inés se quedó en la sala por insistencia de Victoriano junto con él, Diana y Connie.

-¿Cómo estás tú, nana?

-Bien, mi niña. Todos me preguntáis lo mismo cada 5 minutos, si estuviera mal os lo diría.

-No nana, no nos lo dirías para no preocuparnos.

-Patrón, tiene una llamada en el despacho - dijo una de las sirvientas.

-Ahora voy - a la sirvienta - disculpadme mis amores.

-No te preocupes, yo voy a ver como va la comida - dijo Inés levantándose del sofá, al igual que Victoriano.

Después de la llamada, Victoriano fue a la cocina, donde todavía estaba Inés revisando la comida.

-Morenita, no voy a comer aquí - dijo acercándose a ella.

-¿Y eso?

-Tengo una reunión que había olvidado - acariciándole los brazos

-Esta bien.

-Te llamo cuando termine.

-Claro - ella le sonrió. Y él no pudo evitar sonreír también.

-Te amo - dijo acercándose a su boca

-Yo también - y se besaron.

Victoriano se agachó hasta estar a la altura de su panza, y se la besó.

-También te amo a ti - Inés sonrió - nos vemos más tarde.

-Sí, suerte en la reunión.

-Gracias mi vida.

Inés se quedó mirando el camino por donde se había ido Victoriano. Pensó en la suerte de estar junto a él y de poder tener un hijo suyo.

Y ella tenía el presentimiento de que no era el único...

Se acarició el vientre y sonrió.

Después fue a ver como estaba Casandra, se había dormido.

La tapó bien y le dio un beso en la cabeza.

Llegando a la sala, recordó que faltaba poco para el cumpleaños de Casandra, y pensó que sería muy buena idea hacerle una fiesta sorpresa.

Lo habló con las chicas mientras comían y les pareció bien. A todos les vendría bien hacer algo diferente después de lo ocurridoo.

Más tarde, cuando Victoriano volvió de la comida, Inés estaba con Connie en el jardín hablando sobre el cumpleaños.

-¿Qué tal la comida? - después de que sintió que su marido le daba un beso en la mejilla

No podrán con nuestro amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora