Por Ahora

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Cuando me estaba secando para salir a la habitación me di cuenta de que tenía un corte arriba de la rodilla un poco profundo, pude deducir que había sido del jarrón que me arrojo mi madre.

Busqué por unos minutos en el baño si había algo con que cubrirlo, pero solo encontré una curita, decidí salir y pedirle a Shoto que me diera algo de ropa y unas vendas, envolví la toalla en mi cintura y salí.

-¿Me puedes prestar algo de ropa?

-En el armario hay, saca lo que quieras.-dijo en tono seco y un poco irritado.

Pensé que estaba enojado conmigo y decidí preguntar.

-¿Te molesta que me quede?- dije en tono burlón, la verdad no lo quería hacer, pero me sentí mal por la forma en que me habló, así que decidí molestarlo.

-Ya te dije que no-dijo ahora en tono cansado.

Él me iba a dejar quedarme en su casa, mínimo podía no ser grosero con él, así que fui al armario, saqué una camisa negra y pantalón beige, se me había olvidado decirle sobre las vendas, pero supuse que no era buen momento, así que solo me puse el pantalón.

Mi teléfono sonó, decidí ver quién era, pero hubiera preferido no hacerlo. Era mi madre preguntándome dónde estaba y por qué carajos no había vuelto ya. Ella literalmente me había echado de su casa y ahora quería que volviera, no sabía qué hacer, ella era mi madre, pero cada vez que estaba con ella me hacía sentir como una mierda.

Apagué mi teléfono y decidí mirar a detalle toda la habitación, la cual era muy simple, tenía una cama, un escritorio, closet y decoración sencilla. Se parecía a la mía, me senté en la cama y ya no sabía qué hacer, no creía que fuera un buen momento para hablar, pero tampoco para hacer algo o moverse siquiera, así que me puse a pensar en la competencia y todo lo que había hecho mal.

Desde la mañana me había sentido mareado, pensé que era por los nervios, pero ya llevaba varias semanas así,  mareado y desorientado. A veces, incluso, me faltaba la respiración, pero no le hacía mucho caso y hoy en las últimas rondas me había empezado a sentir peor, sudaba frío y sentía que me iba a desmayar, pero necesitaba ganar. Al final, el maldito bicolor me ganó en las últimas rondas y se llevó el primer lugar, no le reclamé nada, pues sabía que yo había fallado y había sido mi culpa. Lo último que me faltaba era ponerme a pelear sabiendo que cuando llegara a mi casa me esperaría algo peor que una simple pelea.

-¿Y por qué peleaste con tu madre?-pregunto Shoto.

No quería responder esa pregunta, cada vez que recordaba todo lo que me dijo mi madre me daban ganas de llorar y no podía verme débil o vulnerable. Lo único que se me ocurrió preguntarle para evadir el tema fue si ya había comido.

-No lo he hecho, la verdad no quiero comer, pero si quieres te puedo traer a ti.

-No, gracias- últimamente no me apetecía mucho comer, especialmente desde que mi madre me dijo que mi cuerpo era un asco y que mis músculos no hacían que fuera menos feo, tenía muy poco sentido pero sus palabras siempre me afectaban. Mi madre siempre me ha dicho insultos de todo tipo, pero hay un momento en que cansa y trato de cambiar solo para que no me diga nada y cuando cambio me dice que soy muy fácil de manipular, así que siempre estoy en un debate mental de sobre pensar todo lo que hago.

Hubo un silencio incómodo en la habitación y ninguno de los dos era bueno para hablar. Así estuvimos 5 minutos y me atreví a preguntar en dónde dormiría, me dijo que en la cama y él dormiría en el sofá.

Tuvimos una pequeña pelea de dónde dormiría cada uno, ya que no me parecía justo que él tuviera que dormir en el sofá sabiendo que es su casa. Al final, decidí que si él dormía en el sofá yo también, pero no éramos estúpidos así que terminé decidiendo que los dos dormiríamos en la cama.

Ya casi eran las 10 de la noche y yo ya tenía sueño porque siempre me dormía más o menos a las ocho y media, así que le dije a Shoto que me iba a acostar a dormir, él solo me dio las buenas noches y yo asentí.

Supuse que él le había dicho a su familia que me quedaría a dormir porque nadie fue a preguntar que había pasado.

Shoto

Había ganado la competencia de hoy, había quedado en primer lugar, en segundo lugar quedó Bakugo y en el tercero un chico de otra universidad, aunque me veía tranquilo estaba feliz por ganar el primer lugar ¿quién no estaría feliz por ganar un primer lugar en una competencia importante? Por otro lado, al que no veía muy feliz era a Bakugo que tenía una cara más asustada que feliz, pero decidí no preguntar, no era muy fácil hablar con él. La última vez que lo vi se fue en taxi a su casa, parecía que sus padres no habían ido a la competencia, me pareció raro, ya que la entrada para familiares era gratis.

Y últimamente había visto a Bakugo más distraído de lo normal, su rendimiento también había bajado un poco, pero nadie se atrevía a decirle nada, pero sé que él lo sabía.

No pude ponerme a pensar más porque mi hermana me estaba llamando para que nos fuéramos.

Mientras estábamos en el viaje, mi padre me felicitó y solo hubo un silencio incómodo. Hace poco, él me había dicho que iba a tratar de ser mejor padre, el padre que mis hermanos y yo merecíamos, no sabía como sentirme al respecto, pero últimamente había más tranquilidad en mi casa, cosa que agradecía.

Cuando llegamos, mi hermana dijo que iba a cocinar algo especial por haber ganado, mientras organizaba la mesa alguien tocó la puerta y mi hermana poco tiempo después me llamó para que fuera, mi sorpresa al ver a Bakugo fue mucha ¿no se supone que debería estar haciendo algo con su familia?

Lo vi un poco nervioso, así que le dije que habláramos a solas, realmente quería ayudarlo, pero no sabía cómo tratar con él aunque es algo que me gusta realmente. Hace tiempo había descubierto que cierto chico de ojos rubí me atraía, pero no hacía nada al respecto, ya que parecía que quería solo concentrarse en sus estudios y respetaba eso aunque nunca le hubiera preguntado.

Mientras él estaba en la regadera, un tono de mensaje no paraba de sonar, pensé que era el mío y tomé el teléfono que vi, cuando capté que era el teléfono de Katsuki lo iba a ignorar, pero cierto mensaje me desconcertó, era su madre insultándolo por haberse ido de casa y diciéndole mil cosas despectivas. Me molesté por eso, estaba consciente que Katsuki tenía un carácter fuerte, pero sabía que por dentro él era muy buena persona, incluso en ciertas ocasiones cuando estaban en la universidad se mostró cuidadoso y dejaba de lado su orgullo para ayudarme cuando lo necesitaba sin esperar nada a cambio.

Esas pequeñas cosas que el rubio hacía conmigo me cautivaron y el hecho de que su propia madre no viera que tiene un hijo muy bueno me enojaba.

Dejé el celular donde estaba y me volví a sentar en mi escritorio terminando un trabajo que me habían dejado para la universidad. Cuando Bakugo salió no tuve muchas ganas de conversar con él, ya que sabía que en algún punto le diría lo que vi y era decisión de él decírmelo o quedarse callado. Sin embargo, si veía que estaba pasando algo más grave, haría algo al respecto.

Le pregunté por qué estaba aquí y dijo que peleó con su madre, se veía que no quería tocar más el tema, así que le ofrecí de comer. Quedé un poco extrañado cuando me dijo que no, ya que Bakugo es una persona que se alimenta bien o eso creo.

Discutimos sobre dónde dormiría cada quien y al final Katsuki decidió que los dos dormiríamos juntos, a lo que no me quejé, ya que no era algo malo para mí dormir con él.

Él se durmió antes que yo, cuando había terminado el trabajo me organicé y fui a mi cama, lo último que recuerdo antes de caer dormido fue ver la cara de Katsuki dormido mientras abrazaba mi brazo.

Si no te dabas cuenta [TODOBAKU ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora