Between lines.

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Para cuando todos los mortífagos aprisionados habían sido llevados a Azkaban y el resto de las personas se había retirado para llorar las muertes de sus seres queridos y tratar las heridas que les quedaron tras la guerra, en Hogwarts solamente quedaban los profesores, los miembros de La Orden del Fénix y algunos de los integrantes del ED.

Los Weasley hablaron con Hermione y Harry para que se quedasen en La Madriguera, propuesta a la cual Hermione asintió en silencio mientras que Harry se negó, necesitaba pensar y aunque el ambiente cálido y acogedor que rodeaban la casa de los Weasley siempre le había parecido tranquilizante en estos momentos lo único que deseaba era estar solo, por lo que con el permiso de McGonagall utilizó la chimenea que había en la dirección para dirigirse hacia Grimmauld Place.

Tan pronto como llego a la Ancestral Casa de los Black lanzó un hechizo de limpieza sobre el viejo y polvoriento sofá que estaba frente a la chimenea y sin siquiera preocuparse por retirar las cenizas que tenía sobre sí se tiro sobre este e inmediatamente cayó dormido.

Cuando a las pocas horas abrió los ojos se encontraba con la respiración agitada y sudando, siendo recibido por la oscuridad y el silencio. A pesar de que había logrado dormir se sentía incluso más cansado que antes. En su sueño había vuelto a ver todos los momentos que pasó con Malfoy antes de revivir una vez más el instante en que el avada había impactado contra su cuerpo arrebatándole la vida.

Con un movimiento de varita la sala se lleno de luz convoco un tempus y jadeo al ver que ya era pasado la media noche.

Se incorporo lentamente hasta quedar sentado en el sofá, tanteo buscando sus lentes los que al parecer se cayeron producto de la posición en la que había dormido, los encontró en el borde a punto de caer al suelo, los limpio un poco con el borde del pulóver que tenía puesto antes de usarlos y contemplo la habitación en la que se encontraba con más detenimiento.

Todo estaba cubierto de polvo y telarañas, se felicito mentalmente por haber usado un hechizo de limpieza antes de que el cansancio y el sueño le vencieran. Alzó sus brazos por sobre la cabeza en un pequeño estiramiento antes de recostarse en el espaldar del sofá y hecho la cabeza hacia atrás.

Estaba a punto de volver a quedarse dormido cuando unos golpes le hicieron incorporarse rápidamente y adoptar una posición defensiva con la varita fuertemente retenida en su mano y más que dispuesto a lanzar un expelliarmus a la más mínima señal de movimiento. Volvió a escuchar el ruido una vez más y con todo ese valor que tanto caracterizaba a un Gryffindor se adentro en la oscuridad del pasillo buscando la fuente del sonido.

Fue avanzando lentamente hasta llegar a la cocina donde tropezó al entrar con uno de los tablones del piso que se encontraba levantado. Durante unos segundos se sintió avergonzado consigo mismo por su torpeza pero unos golpes contra la ventana de la cocina le hicieron sobresaltarse y al girarse se encontró con unos ojos dorados que lo miraban a través del cristal. Por la forma de la sombre dedujo que podría tratarse de un búho que venía a entregar algún mensaje, no creía que fuese de sus amigos, quienes muy probablemente en estos momentos estén dormidos, ellos le habrían mandado un patronus, por lo que tenía que ser de parte del Ministerio ya que nadie más sabía que se encontraba allí.

Se reprendió mentalmente por su paranoia antes de adentrarse más en la cocina. Le abrió la ventana al ave para permitir que pasase y tan pronto como estuvo dentro el búho dejo caer la carta sobre la mesa antes de volver a salir por la ventana para perderse en la oscuridad. Harry tomó el sobre entre sus manos y se dirigió hacia la sala donde se sentó nuevamente en el sofá y procedió a examinarla.

El sobre parecía estar en blanco, no traía remitente pero estaba seguro de que iba dirigida hacia él pues de otro modo el búho no la hubiese dejado, por lo que tomando su varita entre sus manos le dio un pequeño y suave golpe a la carta.

Tergum in TempusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora