Konoha es un lugar donde la festividad anual favorita es la noche de brujas. Así que los Shinobis cada año se encargan de organizar la más grande fiesta de disfraces.
Hinata Hyūga es tímida, callada e inocente por naturaleza, en su mente no está pr...
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Hinata
—N-no. Ino ni lo sueñes. Yo.. no.— trate de articular en cuanto vi lo que llevaba Ino en la mano.
—Vamos, Hina. Es el disfraz perfecto.
—P-pero yo no quiero ir. —digo, agitando la mano, sintiendo como la sangre empezaba a calentar mis mejillas.
—La tienda de disfraces dijo que es el más cubierto que tienen. ¿Sabes lo difícil que fue encontrar un disfraz así en Halloween?
—No lo creó. Yo llamé esta mañana.
Le había dicho a Ino que la única manera en que iría a la fiesta era si encontraba un disfraz en el que no mostrara mi cuerpo o mi cara.
Llevábamos semanas buscando algunos, incluso le dije que el de momia me venía perfecto, pero parece que ignoró mis deseos y me consiguió el que ella quería.
Hubo una pausa, y un suspiro.
—Bien, no dijeron eso. Pero el de momia era horrible Hina, además ya han cerrado, y tengo este disfraz vamos. Te vas a ver increíble, es sexy.
—No quiero verme sexy. Se supone que debe dar miedo...
Ino me observa detenidamente, como diciendo que no me entero de nada.
— Hina, tú no darías miedo ni vestida con una capa de Akatsuki. Además Halloween no es solo dar miedo, es la excusa perfecta para ponerte lo que no te pondrías en otro día del año.
—¿Qué llevaras puesto? —pregunto curiosa.
—Seré una diablita—dice, señalando su diadema que hasta ahora noto.
•••
—No puedo creer que me haya dejado convencer de esto — me quejo mientras miro el trozo de tela que sostiene Ino.
—Honestamente, supuse que esperabas que hiciera este truco cuando me enviaste por tu disfraz. ¿Por qué pensaste que se podía confiar en mí? —dice Ino, sonriendo en victoria.
Debería haberlo sospechado.
—Quizás tenía ¿fe en ti? —respondo tímidamente.
—Bastante tonto de tu parte, déjame decirte.—dice, sin parecer ni siquiera un poco arrepentida.
—A veces no entiendo como te hago caso. — murmuro.
—Porque soy tu mejor amiga. Y alguien como tú necesita a alguien como yo.
— ¿Alguien como tú?
— Si, ya sabes... alguien que te de valor y ánimo para esas cosas que no te atreves. — soltó una risita.
