53 (fifty-three)

645 54 7
                                    

Aquí estamos un día más aguantando los giros argumentales de la narradora. En su cabeza sonarán espectaculares, no lo discuto, pero vaya tela. ¿Por qué hablo en tercera persona sobre mí misma? No sé, me hace sentir importante. ¿Sabéis a lo que me recuerdan esos giros? A cuando vas conduciendo y de pronto te ves en la obligación de dar un volantazo porque aparece una persona de la nada entre dos coches para cruzar la calle sin tomar ningún tipo de precaución. ¿Había un paso de peatones? Tampoco, pero le da absolutamente igual. Bueno, la cuestión es que una vez que se cruza en tu camino esa persona imprudente no te queda más remedio que girar (o meter un frenazo) porque atropellarla por supuesto no es una opción. En este caso lamento informarte de que la narradora (yo) conduce y tú vas en el asiento del copiloto así que más te vale rezar (seas o no creyente) para que no nos choquemos porque no querría yo que esto acabase en accidente. Oye, ¿y entonces quién sería la persona imprudente? Pues el fanfic, claro.

Total, volviendo a lo nuestro. Beltrán y Tomás han intentado una vez más jodernos el barco y de momento se han cargado una parte (imaginaos cuando en Titanic la mitad del barco está hundida y la otra aún no). La imagen de Amelia (la del pueblo) ha quedado bastante mal, las cosas como son. Eso de no querer ni hablar con ella (desde la perspectiva de Luisita que evidentemente no entiende nada) pues es, con perdón, una cerdada. Normal que Luisita se haya quedado hecha una mierda. Pero bueno, ¿no dicen que un clavo saca a otro clavo? ¿y no es bonito que el clavo que te vaya a sacar del otro clavo sea el mismo clavo que quieres desclavar? ¿tiene sentido este trabalenguas? Técnicamente si es el mismo clavo el que saca el clavo, el clavo no ha salido de ningún sitio porque no puede sacarse por sí mismo, ¿no? En fin, que temporalmente le decimos adiós a Amelia (la del pueblo). Y digo temporalmente porque esto se acabará esclareciendo en algún momento (soportad, que ya queda poco). Siempre digo que queda poco aunque, ¿cuánto es poco? Poco es una cantidad inexacta y relativa. Lo que es poco para mí a lo mejor para ti es mucho... así que ya no sería poco. ¿En ese caso estaría mintiéndote? Yo diría que no, la culpa sería tuya por no considerar poco lo que yo considero poco.

Enhorabuena, has salido del laberinto que ha supuesto leer los párrafos anteriores. En realidad hacía tiempo que no me iba por las ramas de esta forma tan enrevesada, de vez en cuando da gusto recuperar las viejas costumbres. Mis desvaríos siempre estarán ahí persiguiéndote, recuérdalo.

Bueno, viendo que la calle está despejada y que no cruza nadie... ah, bueno, perdón. Un momento. Un señor con bastón acaba de aparecer. Va a su ritmo. Esperamos. ..... ¿Ya? Un último paso... vale, acaba de subirse a la acera. Ahora sí, el jueves.

- Luisi.

Sin respuesta.

- Luisita.

Nada. Luisita ha sido poseída por Lola.

- LUISA MARG-

- QUE NO ME LLAMES ASÍ – contesta por fin dándose la vuelta con una cara de sueño de esas que tiran para atrás. Feliz Halloween. – Que ya te he oído.

- Pues haberme respondido a la primera. ¿Tú no tenías que estar en el King's?

- Hostia el de las cervezas que venía esta mañana – se incorpora rápidamente. - ¿Qué hora es?

- Las once.

- ¿CÓMO QUE LAS ONCE? ¿Y POR QUÉ NO ME DESPIERTAS?

Cuando Manolín dijo que su hermana a veces parecía un ogro quizás era verdad.

- ¿Qué soy ahora tu niñera? Además, que yo también me acabo de levantar porque hoy tengo turno de tarde en la tienda. Pensaba que ya te habrías ido.

- Pues no, pues no – se levanta y empieza a buscar algo para ponerse. – María me mata, es que me mata.

- Bueno, te dejo que te cambies. – sale de la habitación.

7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora