Disclaimer: Tokyo Ghoul no me pertenece, sino al TROLL de Sui Ishida
Les dedico este horrible fic (hace años que no escribia) a Yuno, Ritsu, Zary y Kira... recuerden que lo hice con amor y muchos FEELS... espero que les guste y critiquenme todo lo que quieran... me encanta escucharlos.
El ambiente se sentía frío, pero con un delicado aroma a café. Llenos de recuerdos de esa pequeña cafetería vagaban por mi mente.
Susurros... imagenes... cada pequeña cosa me hacia recordar, hasta que todo se tornó oscuro y sin sentido. Hasta que por fin pude abrir los ojos y me di cuenta en la situación en que me encontraba.¿Como es que llegó aquí? Esa era mi interrogante.
Se podia escuchar unos breves y suaves pasos que resonaban en aquel piso de madera.
No podia reaccionar ante aquella vista, allí frente mío se encontraba mi motivo de lucha... mi motivo de vivir.
Mi mejor amigo... mi familia.
-Es sorprendente lo difícil que es hacer café, ¿no?
Hola, Kaneki.
-Hide
¿Cómo? ¿Cómo podía sonreir de esa manera? Soy un monstruo, una aberración frente a tus ojos. ¿Qué acaso no lo ves?
Instintivamente cubrí, trate de ocultar mi ojo. Al cual indicaba que estaba maldito a "esta cosa que soy". Temblaba, tenía tanto miedo de que me vieras de esta forma tan espantosa, luchaba para esconderlo. Pero aquí estabas junto a mi.
-Kaneki... Lo sabía. Lo sabía.
Por unos segundos mi cuerpo se paralizó. ¿Lo sabías? Tu eras una de las menos personas que quería que se enterara.
-Qué horrible. No debe haber terminado aún. Dijiste mientras de apoyabas al lado del marco de la ventana, mientras bebias aquel café que tu mismo realizaste.
-Aghh... Lo siento Kaneki. Este también es terrible.
No podía mirarte. Me daba verguenza, temor, pánico. No quería verte de esta manera. Pero podía percibir tu preocupación hacia mi. Seguia hablandome de esa forma tan tranquila.
-Supongo que no es tan fácil.
-Ah! pensando en eso, Kaneki, ¿lo recuerdas? ¿Esa vez que me golpeó Nishio-senpai? Si, para ser honesto, pensé que había muerto. Intente hacerme el muerto para sobrevivir, pero ese tipo no mostró piedad.
-Bueno, creo que no hay de otra.
Me sonreiste, tal vez de una forma distinta a lo que yo me acordaba.
-Kaneki... Gracias por intentar salvarme a toda costa en aquella ocasión.
Salvarte... yo no lo recordaba así. Tu me diste la valentía para seguir luchando y tratar de que sigas con vida. Así podria ver nuevamente tu cálida mirada.
Podía sentir pequeños sollozos que se acercaban a mis ojos, pero decidí levantar la cabeza y mirarte para llevar a mis memorias aquella expresión de alivio de volver a verme de nuevo.
Tu mirada era tan cálida, era como el sol en la mañana. Aquel que te impulsa a levantarte y seguir adelante.
-Cuando miro a la gente de Anteiku, pensaba que era bueno como se veían llenos de vida. Y ahí estabas, junto a ellos.
-Me sentía como si fuera el único que quedaba fuera. Entonces... decidí hacer lo que pudiera. Pero con las cosas terminando así, no hay nada que pudiera hacer por mi cuenta, ¿no?