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"EL HIJO DEL PRESIDENTE"
—¿Ya está listo? —Pregunto mi asistente a la persona que arreglaba mi cabello, como si de eso dependerá su vida. —Tiene que estar listo dentro de un minuto como máximo.
—¡Ya está listo! —La mujer se quito del frente permitiendo ver mi reflejo en el espejo. Me veía sorprendente, como en cada una de las pasarelas en las que había caminado.
—¿Preparado Daimon? —Pregunto mi asistente cuando me vio colocarme de pie.
—Hago esto desde que tenia 17 años, Leo. —Conteste de manera arrogante caminado hacia el, como de costumbre me acompañaron a la entrada de la pasarela un total de seis personas, terminando los últimos detalles de mi vestuario antes de mi salida. Me detuve en la fila de modelos y después de unos minutos, llego mi momento.
—Señor Fox, es su turno. —Anunció el supervisor señalandome la entrada.
Respire profundo y salí caminando al ritmo intenso de la música, mi mirada al frente y la sincronía de cada una de mis pasos demostraban seguridad. Mis manos a mis lados y mi espalda recta, los reflectores y flash de cada una de las cámaras, trataban de captar la mejor fotografía de mi persona. Periodistas y iconos de la moda se encontraban esta noche, todas las miradas se posaban en mi como de costumbre.
Camine hasta el final y me detuve para marcar mi pose y devolverme hasta el inicio de la pasarela.
Volví a mi camerino por el segundo vestuario y en cuestión de minutos, volví a entrar a la pasarela igual de imponente. Una de las cosas que más me gusta de modelar, es el momento donde la música se funcionaba con mi caminar, dándole aún más vida a la prenda que el diseñador elijo para mi.
—¡Lo hiciste muy bien! —Habló Leo emocionado cuando me vio entrar, daba pequeños aplausos mientras se acercaba con mi móvil en su mano. Me lo entregó y camino a mi lado.
—Gracias —Respondí quitándome el blazzer de cuero y entregándoselo a una de las personas que me seguía. —Me cambiaré para ir a casa.
—Como digas Daimon —Leo había sido contratado por mi padre hace unos años atrás para estar para a mi, en todo lo que necesite en el día. Leo solo es tres año mayor que yo y para ser sincero, es buena persona. —Llamaré para que nos vengas a buscar. —Llevo su celular a su oreja.
Después de unos minutos me encuentraba en la salida del edificio esperando, cuando el chófer anunció que estaba afuera nos preparamos. Al salir un sin número de periodistas y paparazzis se aglomeraban a nuestro alrededor. Lo que más odiaba de mi vida era lidiar con los periodistas, tampoco hay que opacar a los que sí vienen por mi pero sin duda, muchos están es para realizarme preguntas sobre mi padre, que igual que siempre no contestaré.
