Capítulo seis: Sin embargo, puedo verte

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Lamento haber tardado tanto en actualizar pero el trabajo drenó todo ánimo que tenía para escribir o hacer cualquier cosa -aún sigue así-, me enfermé pocos días antes de vacunarme y tuve que descansar después de la vacuna. De todas formas aquí traje el nuevo cap!

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Enero se convirtió en una memoria difusa en la mente de Megumi, el chico que perdido en las ideas que aquejan su mente y en las noches con sueños pesados, terminó por encerrarse en su cabeza, ignorando sin querer a la realidad y a las personas. Cuando Megumi al fin reaccionó del prolongado letargo se encontró con el increíble paso del tiempo; y pese a todos esos días inseguro de haberlos vivido, Satoru no había vuelto a mostrarse en la residencia.

Febrero empezó con un puño estampándose en su rostro, obligándole con el dolor a regresar su atención a la realidad donde sus compañeros no perdían la oportunidad de molestarlo y las clases continuaban sin esperarlo. Aunque había momentos, con ciertos cursos que tenían una facilidad para llevar a Megumi de vuelta a las dudas que rondaban aun en su cabeza, donde se repetía la última conversación con Satoru. La expresión conflictuada que fue capaz de ver pese a que el mayor mantuviese puestos sus lentes oscuros, es una imagen muy detallada en su cabeza donde Satoru mantiene sus puños apretados, su caminar es rígido, y su rostro endurecido que evita mencionar palabras que Megumi no logra adivinar.

Los recuerdos no desaparecen con el paso de los días, en cambio el chico se percata de la cierta necesidad que tiene de hablar con Satoru, de explicar las cosas... ¿Explicar? No hay nada que explicar, piensa él. Pero así lo siente él de alguna manera. Aunque es imposible si Satoru no aparece. No tiene ni una señal del hombre y eso solo lo inquieta más, pero no es tan grave como para llamarlo, además puede imaginarse la incomodidad atrapando su voz apenas escuche a Satoru cerca de su oído.

La situación comienza a fastidiarlo, y pronto también le trae problemas. Cuando en alguno de los recesos entre las clases él continuaba atrapado en sus recuerdos mientras caminaba por los pasillos sin rumbo. Megumi no se percató a tiempo de quienes caminaban en la dirección contraria. Fue tarde cuando sintió el repentino choque en su costado izquierdo, y al mirar a la persona él supo que una disculpa no arreglaría nada. En frente suyo estaban los conocidos rostros que lo han agarrado de blanco en la escuela. Esos chicos hacen muecas exagerando el enojo, tal vez buscan ser intimidantes pero en realidad resulta vergonzoso verlos. Aunque Megumi no declarará ninguno de sus pensamientos, pues aunque los chicos no sean los más fuertes, no puede compararse en altura o contextura. No, ellos solo nacieron con un cuerpo más apto para las peleas, y ellos aprovechan eso.

—¿Por qué el pequeño Megumi es tan grosero con nosotros? —suspira con mal fingida tristeza el chico con quien chocó. —Esa no es forma de tratar a tus amigos...

—Perdón, no presté atención mientras caminaba. —Megumi ya conoce el final con o sin sus disculpas, aunque tiene una pequeña esperanza de que al menos estas disminuyan los golpes.

—No suenas muy arrepentido, ¿qué sucede, pequeño Megumi? ¿Te estás burlando de mí? —El chico comienza a endurecer su voz con cada palabra. Ha dejado de jugar, ya no hay una mueca en su rostro, sino, verdadero enfado.

No es justo.

Ya debería aprenderlo, aunque Megumi en realidad lo supo desde hace mucho tiempo: la vida no es justa. No fue justo vivir en los barrios más peligrosos de la ciudad; no fue justo que su padre lo vendiera para luego desaparecer. No es justo que tenga que enfrentar a esos monstruos. Los golpes que comenzó a recibir fueron una claro recordatorio.

Live Another Life [GoFushi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora