Capítulo 15

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Julia estaba terminando de peinarme. Haciéndome un moño alto y recogido, dejándome la espalda completamente descubierta. Un vestido rojo con mangas largas, cuyo largo llegaba hasta medio muslo, se ajustaba perfectamente a cada una de mis curvas y tenía un escote que llegaba hasta la parte baja de mi espalda. Los zapatos negros de tacón fino completaban mi atuendo de noche.

Kate también había venido. Era la pareja de Julia, con la cual había coincidido solo un par de veces pero me caía bien. Su pelo de color azul oscuro combinaba perfecto con su piel blanca y le daba un aire de chica rebelde. Ella terminó mi maquillaje realzando mis ojos con un ahumado en tonos oscuros y en los labios solo un poco de gloss para que se vieran más carnosos de lo que ya eran.

Me miré al espejo y sonreí satisfecha, estaba impresionante a la par que Julia y Kate. Nos veíamos espectaculares, ellas con sus vestidos negros en combinación y yo con mi vestido rojo que seguramente no pasaba desapercibido. Una sonrisa se dibujó en mi rostro y Julia sabía exactamente por qué.

-Será muy divertido esta noche, por nada me perdería conocer a Melissa y ver cómo reaccionará Raúl en presencia de las dos-

-Eres muy curiosa. –Dije con tono burlón.

-Y tú eres muy orgullosa como para admitir que esta situación será incómoda para ustedes tres. Prefieres seguir adelante que detenerte en este punto-

Julia tenía razón, esto hacía aguas por donde quiera que se mirara pero no iba a detenerme ahora, mi orgullo no me lo permitía. Por otra parte tenía una inmensa curiosidad por verle la cara a Melissa. La situación me atraía demasiado. Era hasta excitante. Sonreí irónicamente.

-Déjala en paz, eres demasiado intensa. Deja que se divierta, total, tú también lo harás. –La voz dulce de Kate me sacó de mis pensamientos.

-Gracias -le sonreí- Te mereces un premio por aguantarla tanto tiempo.

-Estoy aquí, no me he ido. –Habló Julia queriéndose defender.

-Ella no es tan intensa, al menos estando sola conmigo. A veces es hasta muy cariñosa y romántica-

Kate se acercó a Julia y le acarició el rostro con el dorso de la mano. Le dijo algo al oído que no alcancé a entender y acto seguido besó sus labios. Fue un beso corto pero muy cariñoso. Sonreí. Me sentía feliz por ellas.

Me aclaré la garganta.

-No coman delante de los pobres. –Dije para aligerar el ambiente y todas reímos.

***

El lugar no era un simple bar. Tenía un área para todo público y la segunda planta era un reservado. Por supuesto que iríamos a la segunda planta. Kate, Julia y yo entramos y en seguida muchas miradas se posaron en nosotras. Joder me sentía extremadamente sexy y atractiva.

Llamé a Raúl y al contestar pude sentir el cambio de su voz. Generalmente usaba un tono cálido y sensual conmigo por lo que supuse que tenía a Melissa a su lado, típico. Sonreí y miré a las chicas.

-Ya están arriba.-

-Vamos que para luego es tarde y ya tengo ganas de beber algo- Julia tomó a Kate de la mano y yo las seguí rumbo a las escaleras.

Al llegar detallé mejor el lugar, estaba un poco oscuro excepto por unas pocas luces de colores que apenas parpadeaban, un fondo rojo por todo el reservado, dando un toque sensual y una música agradable  a la par de buena para bailar. Ya me estaba gustando este lugar. Varias mesas estaban dispersas y en una de las más apartadas estaban sentados Raúl y Melissa.

Un frío recorrió mi estómago. Raúl estaba perfectamente peinado, afeitado y tenía puesta una camisa negra con pantalón blanco y unos zapatos negros. Los dos primeros botones de su camisa estaban sueltos y dejaba ver un poco de piel de su pecho, también afeitado. Es que no podía estar más bueno. Tal fue mi reacción que Julia se acercó y me dijo al oído.

-Cierra la boca y toma una servilleta para que te seques la baba-

-¿Quieres dejar de ser tan pesada? –Le respondí en un susurro.

-¿Quieres dejar de ser tan obvia?-

Sonreí. Ella tenía razón, primer error de la noche. Nota mental, dejar de babear por él.

Ya estando frente a ellos pude ver cómo la cara de Melissa iba transformándose de una cara moderadamente contenta a una cara de qué cojones hago aquí.

-Hola Raúl –Julia le dio dos besos y le presentó a Kate- Ella es mi pareja, Kate.

-Mucho gusto- Kate también lo besó a ambos lados de la cara.

-Bueno, ella es Melissa. Mi mujer. –Su voz era dubitativa pero dijo las palabras exactas para sentir una fuerte punzada en el estómago, reemplazando lo que había sentido al verlo. Segundo revés en mi contra pero esta vez ocasionado por él, justamente quien menos yo pensaba.

Ambas saludaron a Melissa y llegó mi turno de saludar.

-Raúl- Me acerqué y lo besé de forma más cariñosa que las chicas. Él por su parte, con la mano contraria a donde estaba Melissa, me tomó de la cintura y apretó de forma ligera. Sonreí internamente.

-Buenas noches Lorena- Interrumpió la pelirroja.

-Buenas noches Melissa- Sonreí con suficiencia y le di un par de besos también.

Nos sentamos y noté la ausencia de Camilo. Le escribí un mensaje rápido y contestó de forma casi instantánea.

-Invité a Camilo también -hice una pausa y miré directamente a los ojos de Melissa, ella se sonrojó de tal forma que casi no pude contener una risita- solo que no va a poder venir.

Sonreí ampliamente al ver cómo ella proyectaba alivio en su rostro.

Comenzamos a hablar de cualquier tema, contando anécdotas de Raúl, Julia y yo, de lo bien que la pasábamos juntos. Estábamos poniendo al día a Kate y a Melissa pero al parecer a esta última no le hacía mucha gracia.

Pedimos gintonics y vodcatonics para todas. Raúl por su parte pidió, obviamente, whiskey. Reíamos a carcajadas y realmente me sentía relajada. Pensé que esto iba a salir mal pero al contrario, estaba muy bien.

Julia me tomó de la mano levantándome de mi sitio y comenzamos a bailar al ritmo de una música suave. Kate, por su parte, nos miraba divertida y levantó una copa en nuestra dirección.

-Esta va por ti, mi vida- Le dijo Julia a Kate. El lado romántico de mi amiga estaba aflorando y yo solo reía.

Bailamos más pegadas. Extrañaba sentirme así de despreocupada, así de desinhibida. Julia y yo teníamos tal confianza que esto no significaba nada, más que una ratificación sana a nuestra amistad de muchos años.

En un momento que estaba abrazada de Julia y cantando a todo pulmón la canción de Avicii que llenaba todo el lugar, miré a Raúl. Ese aire de hombre dominante era parte de él, sus ojos avellana se tornaron más oscuros y tenían ese brillo que amaba. Una mano estaba en el respaldo del asiento, la otra sostenía un vaso de whisky y tenía una pierna cruzada encima de la otra.

Era jodidamente atractivo y así de esa forma, sin hacer ruido y solo con su mirada, estaba logrando que la humedad se apoderara de mí.

-¿Estás bien?- Julia sonó divertida.

-Sí, ¿por qué?- también solté una risita.

-Estás toda colorada-

-Es el alcohol- Mentí descaradamente.

-Vamos a sentarnos y pidamos unos chupitos-

-Si por favor-

Nos trajeron 5 vasitos pequeños, una botella de tequila, un recipiente con sal y otro con varias rodajas de limón. Esto era algo que me encantaba hacer en compañía. Miré a Raúl y luego a Melissa, invitándolos a beber con nosotras pero ninguno aceptó.

Para hacerlo más interesante, lamí la piel entre el dedo índice y el pulgar de la mano de Julia, luego ella hizo lo mismo con Kate y esta última conmigo. Colocamos sal, la cual se adhirió por la humedad. Servimos tres vasos con tequila, nos miramos y  sonreímos. Lamimos la sal en el mismo orden que al principio y de un trago bebimos el tequila de los vasitos, por último nos llevamos una rodaja de limón a la boca y todas hicimos una mueca por la acidez.

Luego de un rato bebiendo chupitos, decidí ir al baño. Estaba bastante contenta pero no estaba borracha. Sabía que este era mi límite para no cometer una estupidez. Dejé a todos en la mesa y al entrar al baño cerré la puerta, o al menos eso creí.

Me paré frente al espejo y tenía las mejillas coloradas y las pupilas ligeramente dilatadas. Ese era uno de los efectos que provocaba el alcohol en mi cuerpo, otro de los efectos era que me ponía a cien, estaba excitada y me encantaba sentirme así.

De pronto se abrió la puerta del baño y me sobresalté. Era Raúl y tenía una sonrisa torcida. Cerró la puerta y puso el seguro.

-¿Qué crees que estás haciendo? ¿Crees que puedes provocarme de esa forma y salir ilesa? –A  medida que iba hablando, se iba acercando más a mí, de una forma lenta.

Yo ni siquiera pude pronunciar una palabra cuando se abalanzó sobre mí y me besó con tantas ganas que se me olvidó por completo la locura que estábamos haciendo.

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