No Apagues La Luz

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-Hija baja a comer por favor!-Exclamó una mujer desde la cocina-.

-Si mamá, ya voy!- Respondió la niña-.

La pequeña descendió por las escaleras y fue directo a sentarse en la mesa. La cena concurría en calma, exceptuando el tono excesivamente alto de su padre mientras hacía comentarios con su hijo mayor.

La muchacha acabó de masticar y tomó un trago de agua, se aclaró la garganta y procedió a intentar que su padre la oyera entre el bullicio que este mismo armaba.

-Padre- Habló con extrema cordialidad y tacto la niña- Quería solicitarle algo, ya que hoy es mi cumpleaños, me tomé el atrevimiento de considerar sacar la lámpara de noche de mi cuarto, la luz que emana llega a ser algo irritante, y me cuesta conciliar el sueño.

A todo esto cabe destacar que la pequeña contaba con apenas 10 años, pero la gran cantidad de libros que leyó la enriquecieron en vocabulario, el cual, sabía manejar muy bien, debía hacerlo, su padre era muy poco tolerante y algo ¿violento? El punto es, se enojaba con facilidad y a ella no le agradaba tener que dejar a su madre sola con él luego de haberlo hecho enojar.

-Bien, lo voy a pensar, ahora, encárgate de tu higiene y a la cama.- Dijo ciertamente satisfecho, pero con algo de desprecio-.

-Sí padre- La niña se levantó de la mesa, saludó a su madre y se dirigió al baño-.

Luego de asearse fue hasta la cocina y ayudó a su madre con los platos sucios de la cena.

-Buenas noches madre- Dijo cuidando su lenguaje, papá podría estar cerca-.

-Buenas noches chiquilla- Habló con notable cansancio, eso le causó cierta impotencia, ella debía encargarse de limpiar la cocina y el comedor, y aún no lo hizo-.

Subió sin decir nada más e ingresó a su habitación, la lámpara ya no estaba ahí. Con calma y tomando su tiempo guardó algunas cosas que había fuera de lugar para luego cambiarse.

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Cuando la pequeña acabó apagó la luz y se acostó entre las frías sábanas de su cama, intranquila aún, se levantó luego de unos minutos para cerrar su armario con llave.

Alrededor de las 2 de la mañana estaba profundamente dormida, al igual que todos en su casa, o eso creía.

La puerta del armario hizo un chasquido y comenzó a abrirse, se despertó sobresaltada y con la cara llena de lágrimas... De nuevo ese horrible sueño, moría de angustia cada vez que lo recordaba, la pequeña sabía que su familia no estaba bien, su padre está loco, y su madre es muy sumisa, su hermano es realmente bueno, pero lo finge si está en presencia de su progenitor, además el no puede hacer nada contra la fuerza de su padre, a pesar de que la situación era casi mortal para su madre, no podían mover ni un dedo para ayudarla.

Estaba saturada de tanto pensar mientras la desesperación la consumía, pero algo le cortó todo eso en un segundo, dejó de respirar mientras lo veía, mientras lo sentía escudriñarla con sus horribles ojos sobresalientes, respirar con esa ¿nariz? no, ahí no había ninguna nariz, pero notaba como su demacrado "cuerpo" se contraía y aflojaba, incluso parecía que el aire que ingería se escapaba por los múltiples agujeros que había en su piel, dejaban ver el hueso, eran demasiado notables ya que el color de su piel era blanco, blanco sucio, enfermizo, como contaminado. Una boca en la que no se distinguían labios, dejaba a la vista toda su mandíbula, sus encías eran negras y estaba agachado, no parecía tener genitales y cargaba una expresión neutral.

De un momento a otro la criatura pareció sonreír y comenzó a caminar, aún en su posición de animal, ella reaccionó y corrió, corrió hasta llegar a la cocina, su intención no era solo escapar, tomó el cuchillo de su padre, cerró los ojos y esperó por algunos segundos.

No pensaba verlo, no lo soportaba, lo sintió tomarla de los hombros y atacó sin dudarlo, hundió el cuchillo lo más que pudo, no satisfecha aún, lo extrajo y volvió a encajarlo con asco e ira, terminaría por descargarse con ese asqueroso ser.

Apenas pudo tirarlo al piso siguió metiendo y sacando el cuchillo con fuerza, sentía agonizar a su contrario, la sangre chorrear el piso, salpicarle la cara, la criatura todavía intentaba detenerla, rasguñando sus brazos logrando desgarrarle la carne, pero no demasiado, ella tenía la ventaja, las lágrimas salían de sus ojos mientras apuñalaba todo lo que tenía a su alcance, pero nunca abrió los ojos. 

La criatura cesó sus movimientos.

Se incorporó y lo miró, sus ojos comenzaron a aguarse y su vista se volvió borrosa en segundos, su madre la miraba, horrorizada, con el teléfono en la mano a varios metros de ella, las luces de la policía comenzaban a encandilarla y el sonido insoportable a marearla, entraron con un fuerte estruendo y no parecieron impresionarse por la situación, las lágrimas que emanaban sus ojos eran incontrolables, y pronto comenzó a gritar, tanto, que sintió como se desgarraba su garganta, los fornidos hombres se encargaron de inmovilizarla completamente mientras ella sólo podía ver a se hermano muerto y a la criatura sonreír desde una esquina oscura, ahí donde nadie más que yo podía notarlo, antes de que su voz se fuera para siempre logró mencionar a duras penas.

-No apagues la luz.

-Fuckyou_User

896 palabras.

Dejé un video recomendado en multimedia.

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