2. la fiesta de halloween

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Después de largas discusiones sobre qué disfraz deberíamos usar, Jenn y yo decidimos ser "hippies". Sus hermanos, Chris y Eddie, nos consiguieron lentes en forma de círculo, los de ella en color azul y los míos en color rosa. Lo demás es bastante sencillo, ambas usamos coronas de flores sobre la cabeza y jeans acampanados. Ella usa una blusa estilo Tie Dye, yo una de tela blanca y arriba un chaleco café con delgadas tiras colgantes que mi madre me prestó.

Siempre me ha encantado disfrazarme, en parte, porque me hace sentir que no soy yo por un tiempo... Pero al llegar a la gran y lujosa casa de Daniel lo recuerdo bien: Elle Rush, la chica tímida y callada del pequeño departamento en los suburbios de Nueva York; cantante internacional sólo cuando está en la ducha y lo más cercano que ha tenido a un novio es... un muñeco de plástico con la figura de Liam Holbrook; que, por cierto, recibió hace una semana. Patética...

Jenn y yo caminamos hacia la entrada, aún desconfiadas y sorprendidas por el lujo de la casa. Venir hasta acá valió la pena... Eso espero.

Daniel está justo en la entrada de la casa hablando con uno de sus amigos, que, al igual que todos los integrantes del equipo de fútbol, están disfrazados de ellos mismos en versión zombie. Cuando casi llegamos a él, voltea hacia nosotras y su sonrisa se ilumina al instante... Pero no se ilumina exactamente al vernos a las dos, se ilumina al ver a Jenn.

Me detengo en seco al ver esto y mi corazón sufre un micro-infarto.

—¿Qué pasa? —pregunta Jenn.

—Nada —contesto al instante. Ella frunce el ceño.

Vuelvo a caminar, tratando de actuar como si nada hubiera pasado. No es que sintiera algo por Daniel, pero me duele ver que no hizo lo que hizo por mí... Nadie nunca lo ha hecho. ¿Por qué pensaste que el chico más guapo, popular y probablemente más rico del último año querría algo contigo? Ahora me doy cuenta lo equivocada que estaba. Era extremadamente bueno para ser verdad... Y por eso no lo es.

—¡Jenn! —dice Daniel—. Viniste... Digo, vinieron...

No te preocupes, no eres el primero que no se emociona con mi presencia.

—Me alegra verlas. La fiesta es en la parte de atrás, en un momento estaré con ustedes.

Daniel sonríe y no quita su mirada de Jenn. Frunzo el ceño, pero intento borrar inmediatamente mi gesto y sonreír como debería hacerlo.

La casa sigue sorprendiéndonos a cada paso que damos, y nos asombramos aún más al ver un gran jardín trasero lleno de personas con disfraces. Aunque no estoy segura si los disfraces de las chicas entran en esa categoría...

—Halloween... —suspira Jenn—. El único día en que las mujeres se visten como callejeras y nadie dice nada.

—¿Te gusta Daniel? —pregunto, de forma directa e ignorando su comentario anterior.

Ella se sorprende ante mi pregunta, aún así, intenta contestar rápidamente.

—¿Qué? —vacila—. Claro que no...

—Por favor, Jenn, ¿cómo es que te habías dado cuenta que nos veía constantemente si tú no lo veías constantemente también? Porque yo jamás presté atención a eso. Jamás me di cuenta de que lo hacía.

—Yo... me sentía tonta tan sólo al pensar en él.

—Soy tu mejor amiga, ¿por qué esconderlo? —si me lo hubiera dicho antes me hubiera evitado la desilusión al saber que Daniel no nos veía exactamente a las dos.

—Lo siento, Elle. No creí que pudiera pasar algo, por eso no te lo dije.

—Me hubiera gustado saberlo —hago una pausa, pase lo que pase ella es mi mejor amiga y es mi deber alegrarme si es algo que la hace feliz—. Hubiera sido bastante romántico verlos verse sin hablarse.

COLD GAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora