Punto Y Aparte. [Kazufuyu / Bajifuyu]

CAPÍTULO 11

Las primeras veces nunca se olvidan.

Chifuyu podía recordar su primer beso con claridad; la inocencia de sus sentimientos y la ilusión en su corazón. Recuerda perfectamente cómo con torpeza movía sus labios para hacerlos encajar con los de quien fue su capitán en su juventud. Ese primer beso fue maravilloso y cubierto de chispas y colores. Y cada beso que seguía fue igual de dulce. Resultaba ridículo el como todo parecía encajar para que Baji y el se conocieran, como si fuera una jugarreta del destino. A veces, le asustaba pensar que realmente ellos eran una canción ya escrita, canción que solo iba avanzando y ya no existía momento alguno en que sus decisiones fueran del todo propias, sino que, únicamente se iba moviendo al ritmo ya marcado. Eso parecía estar bien, parecía ser suficiente. No podía pedir más.

Su primera cita fue una repleta de tropiezos y torpeza, sus manos sudaban cuando sus dedos se encontraban y el rubor rosa siempre acompañaba sus mejillas. No podía evitarlo, la mirada coqueta y nerviosa de Baji lo hacía sentir diminuto. Habían sido tan solo dos chiquillos descubriendo juntos el primer amor. El único que ambos habían experimentado en su vida.

Su primer encuentro carnal; la primera vez que sus pieles colisionaron y estallaron al llegar a la cima. La primera vez que Chifuyu se sintió admirado, apreciado, querido y amado. La vez en que Baji recorrió su cuerpo con besos húmedos, sus labios temblaban. No olvida la sensación de unas manos recorriendo desde sus muslos hasta su rostro, jamás podrá borrar de su memoria cuando juntos bailaron aquella danza. Donde fueron uno mismo y las promesas de un futuro juntos eran susurradas tras cada estocada, tras cada beso. Cada promesa seguida de tímidos y bajos "Te amo".

La primera pelea, la primera mentira, el primer grito, la primera vez que se hicieron llorar el uno al otro. La primera vez que estuvieron apuntó de romper pero tuvo que rogar contra la puerta de Baji por una segunda oportunidad. La primera vez que Baji le dijo que odiaba verlo llorar. Todas sus primeras veces han sido otorgadas y regaladas a Keisuke Baji. De igual forma, fue a él al primero al que le mostró respeto.

Chifuyu nunca iba a olvidar todo aquello, estaban en su memoria. Pero en ese momento, con Baji llorando entre sus brazos mientras se disculpaba, sabía que había algo que, más que en su memoria, quedaría tatuado en su piel, en su alma, en todo su ser.

La primera vez que le rompieron el corazón.

Baji lo estaba sosteniendo con fuerza de la cintura; aquellas manos que en algún momento fueron ásperas lo estaban abrazando como si tuvieran miedo de que desapareciera. Los bajos sollozos del pelinegro lo estaban haciendo sentir terriblemente triste. Esta vez, logró encararlo, desearía nunca haberlo hecho. Baji lo estaba viendo con aquellos ojos inyectados de dolor y arrepentimiento. Le estaba pidiendo disculpas con la mirada, sus lágrimas seguían cayendo. Chifuyu se acercó para besar cada lágrima, buscando dar consuelo, de la misma forma en que trataba de ignorar la punzada que sentía su corazón.

—¿Por qué te disculpas, Kei?

Nada. Ni un solo sonido salió de los labios de su novio. Lo único que recibió fue un suspiro. Busco su mirada, pero Baji se negaba a verlo a los ojos.
La preocupación estaba invadiendo el cuerpo del rubio y no tenía ni idea de qué hacer, qué decir. ¿Cómo dar refugio a un corazón cuando el propio se ha estado rompiendo y deteriorando con el paso del tiempo?

—Kei...

—Quiero regresar al pasado, Chifuyu. Quiero volver a cuando éramos unos chiquillos no mayores de dieciséis.

—¿De qué hablas?

Sus ojos se conectaron, Chifuyu quiso bajar del regazo de su pareja, pero el contrario se lo impidió, otra vez.
Lo que en un momento fue miedo y preocupación, en ese instante se estaba convirtiendo en confusión y dudas. No quería que su mente maquinara ideas, no quería creer nada. Tenía que esperar a que Baji aclarara sus ideas; escuchar y comprender. Ese era su papel.