CAPÍTULO 9

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Su estómago dolía de tanto reír y pequeñas lágrimas se deslizaban por sus ojos y recorrían sus mejillas. Se sentía feliz.
Cuando Baji decidió que había sido demasiada "tortura" se detuvo. Sin embargo no se quito de encima del cuerpo de su novio, su cabello caía como un velo, cubriendo el rostro de Chifuyu y tapando el momento en que se acercó para besar sus labios.

Te quiero, te quiero mucho, Chifuyu.

El rubio subió sus manos hasta rodear el cuello de su novio y empujó un poco su cabello para que no le pegara en la cara, ese día estaban cumpliendo dos años de novios. Eran jóvenes, eran inmaduros, rebeldes y seguramente unos tontos. Pero se querían, se querían de la forma más inocente y dulce que podía existir.
Cada vez que Chifuyu se veía reflejado en los ojos oscuros de Baji sentía que la respiración se quedaba atascada en su garganta, formando un nudo. Un año juntos y aún su cuerpo temblaba bajo el tacto y sus mejillas se sonrojaban por la cercanía. Aún se sentía torpe durante los besos y sus manos seguían sudando cuando entrelazaban sus dedos. Seguía siendo tímido en sus citas y se avergonzaba cuando Baji se ponía atrevido y lo tocaba bajo la tela de su suéter o besaba su cuello. Todo era tan fresco. Y pese a todo eso, cuando Baji le decía que lo quería, se sentía el ser humano más afortunado que alguna vez haya existido, justo como en ese momento.

También te quiero, Baji.

Dos sonrisas cargadas de cariño, unos dedos acariciando el suave cabello y un beso que sellaba una promesa.
Chifuyu abrió más las piernas para que Baji se acomodara entre estas. Una sonrisa pícara y un beso en la punta de su nariz, inexplicable el sentimiento de calidez en su pecho.

Un tazón vacío de fideos estaba tirado no muy lejos de ellos, el ruido de los grillos se colaba por la ventana abierta, acompañado por la brisa de la madrugada. Ambos deberían estar en cama y en su respectivo hogar, pero ahí estaban, tumbados en el piso del cuarto de Chifuyu a las cuatro de la mañana, luego de una sesión de besos y cosquillas.
Sin querer de a poco se alejaron del tacto del contrario. Tumbados uno al lado del otro, rozando sus manos y viendo al techo de la habitación, tenían mucho que decir, tanto que expresar, pero a la vez, no hacía falta decir una sola palabra.

El piso estaba duro y seguramente iban a terminar con un dolor de espalda horrible y por la tarde se la pasarían quejandose por el sueño. Pero eso no impidió que Chifuyu se armará de valor y se subiera a ahorcados en el regazo de Baji; sus mejillas estaban completamente rojas y su cuerpo temblaba, pudo apreciar la expresión de sorpresa en el rostro del contrario. Agradeció que lo sostuviera de la cintura, pues sentía que se iba a dejar caer por los nervios.

Feliz aniversario, amor.

Y en ese momento toda su valentía se espufo tan pronto como llegó. Baji soltó una carcajada, tan feliz. Jamás se había sentido así de amado. Jamás se terminaría de sentir merecedor del ángel que lo estaba viendo con adoración.

°

Abrió los ojos cuando el ruido fue demasiado, estaba dispuesto a seguir durmiendo al menos dos horas más, ¿Quién se levanta a las ocho de la mañana en domingo?, de mala gana se puso de pie y tomó una de las sudaderas de Keisuke. Salió del cuarto arrastrando los pies, con el cabello revuelto y los ojos adormilados.

—¿Qué están haciendo..? Esperen, no respondan. No quiero saber.

Se dio la vuelta y fue rumbo al refrigerador, ignorando las miradas que le daban ambos chicos. No es como si quisiera lidiar con sus tonterías desde temprano.
La imagen que lo había recibido fue interesante, Baji estaba acorralando a Kazutora mientras lo amenazaba con un sarten. Ambos cubiertos de lo que parecía ser harina y manchas de huevo.
Sacó un cartón de leche y se sirvió cereal, los otros dos lo veían apenados.

Punto Y Aparte. [Kazufuyu / Bajifuyu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora