CAPÍTULO 2

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Hoy es el día, mi cabeza está llena de ilusiones imposibles, las que voy matando con la realidad.

Me levanto temprano, siguiendo el mismo ritmo de siempre. Realizo mis ejercicios de abdominales durante unos breves minutos, aunque en el fondo sé que no hacen gran diferencia. Luego, me sumerjo en la lectura de un libro, pero lo hago lentamente, saboreando cada página y permitiéndome conectar con las emociones de los personajes.

A través de las palabras escritas, me sumerjo en un mundo diferente, donde puedo ser alguien más, donde puedo experimentar el amor en todas sus formas. Es un sentimiento que me fascina y me cautiva, aunque en mi vida cotidiana parezca tan lejano.

En medio de la rutina y la aparente frialdad del mundo, me aferro a la posibilidad de que el amor verdadero exista, de que los seres humanos, a pesar de su naturaleza egoísta, sean capaces de experimentar esa pureza y entrega desinteresada. Es un pensamiento reconfortante, una esperanza que me impulsa a creer en la magia de los sentimientos.

Aunque no puedo ser quien realmente deseo en este momento, me sumerjo en la fantasía de las historias de amor, permitiendo que mi imaginación vuele y me transporte a lugares donde las barreras desaparecen y solo queda espacio para la conexión profunda entre dos almas.

Disfruto de la posibilidad de experimentar emociones tan intensas a través de ellas, aunque a veces desearía poder vivirlas en carne propia. Pero mientras tanto, me refugio en las páginas de los libros, dejando que mi corazón se estremezca y mi mente se abra a la posibilidad de un amor puro y genuino.

Aunque la realidad pueda parecer dura y egoísta, encuentro consuelo en la idea de que el amor puede trascender esas barreras y llevarnos a un lugar donde la pureza de nuestros sentimientos nos haga sentir vivos y plenos. Es un pensamiento que alimenta mi espíritu y me da fuerzas para enfrentar el día a día, en la esperanza de que algún día, ese sentimiento tan puro se haga realidad en mi vida.

Dicen que el mejor ejemplo de amor son nuestros padres, gracias a los míos, tengo claro que es poco existente. Y por lo que he visto a mis 17 años, el amor es un caretaje, una hipocresía social inventada para vendernos una vida feliz, al que todo el mundo aspira. Al igual que la felicidad, otra construcción social que nos hace comparar nuestra vida, con la de un ideal, haciéndonos sentir más miserables.

Dejé mi trinitaria abrumadora, y me enfoqué en lo importante, hoy salgo con Ralph -una sonrisilla pronunció mis hoyuelos, haciéndome sentir tan tonta- estoy entusiasmada con algo que no tiene inicio y es más posible que tenga un pronto final. Como dijo MJ "esperar una decepción hará que no te decepciones", es mi lema desde la muerte de mi padre, juré que ya nada me volvería a desmoronar de tal manera otra vez, de alguna forma se volvió parte de mi supervivencia.

Estoy con los niños, cumpliendo con mi turno que está a punto de finalizar en 30 minutos. Tengo a Bradly, un travieso de 3 años, y a Brody, un curioso de 9 años. Son como mis pequeños terrones de azúcar, cada uno con su propia personalidad y encanto.

Bradly adora corretear por el jardín, siempre lleno de energía y entusiasmo. Verlo reír y disfrutar de las pequeñas cosas de la vida es un recordatorio constante de la inocencia y la alegría que podemos encontrar en los momentos más simples.

Por otro lado, Brody tiene un interés particular por los idiomas. Asiste a clases de español en la biblioteca todos los miércoles y en casa practicamos juntos. Es emocionante ver cómo se sumerge en el aprendizaje y cómo su curiosidad por el mundo se refleja en su interés por las diferentes culturas y lenguajes.

Además, la mamá de ambos está embarazada y esperando otro bebé. La emoción y la expectativa llenan el aire mientras todos esperamos conocer el sexo del bebé en dos semanas. Se especula que esta vez podría ser una niña, lo cual añade aún más entusiasmo y alegría a la familia.

CUANDO NADIE VEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora