Thomas Anderson 16 años:
El día que desperté, mi primer encuentro con el mundo fue el dolor, el ardor y las incontrolables ganas de llorar.
Sin saber nada, ni siquiera mi nombre o donde me estaba. Me levante de la cama donde descansaba, sintiendo mi cuerpo completamente pesado, suspire, mientras intentaba ver a mi alrededor, la vista en mi ojo derecho era completamente nula, así que lleve mi mano a este, sintiendo una venda o tal vez un parche cubriéndole .
La piel me ardía y el dolor en mi corazón parecía aumentar, como si olvidara algo muy importante en mi historia, ¿historia? Ni siquiera podía decir algo o pararme de aquella cama, ¿Cómo quería saber mi historia? si ni siquiera sabía quién era o que hacía ahí. En mi siguiente intento de levantarme caí al suelo generando un gran ruido.
Motivo por el que, solo unos segundos después había tres personas viéndome, entre ellos un niño de unos 13 o tal vez 14 años.—Dios Thomas, ¿Estas bien? —Pregunto el menor de mis a acompañantes, el cual poseía unos ojos azules, tan brillantes que podrían llegar ser hipnóticos, y un cabello negro azabache ondulado que cubría ligeramente su rostro, dejando ver una parte pequeña de sus ojos, mejillas blancas sonrojadas, una baja estatura, además de un cuerpo delgado y frágil. Delicada figura y una voz suave como la de una pequeña entrando en la adolescencia.
Permanencia en el suelo observando a los otros dos hombres que lo acompañaban. El primero alto de piel clara, ojos grises con toques dorados y reflejantes que gracias a la iluminación se miraban claros u oscuros, cabello negro y una sonrisa que causaba pavor, como si fuere alguna especie de bestia con la que debes tener cuidado porque en cualquier momento podría atacar, aparentaba unos 22 años.
El otro, igual de alto con la piel oscura y cuatro cruces en su frente, cruces que parecían ser cubiertas por una especie de tinta negra pero realmente eran cicatrices, no sabría como describir sus ojos, por lo que solo diré que eran muy peculiares y de un abrumador color blanco como si estuviera ciego. Cabello largo, negro completamente y atado en una coleta baja, que si se soltara llegaría a la mitad de su espalda.
Antes de poder decir algo el pequeño se acercó a mí y me sentó en la cama.
No pude resistir más, debería saber algo, aun cuando esto cambiaría mi vida y posiblemente la de ellos.—¿Quiénes son ustedes? ¿Mi nombre es Thomas? —Pregunte con algo de temor en mi voz. Al decir el nombre "Thomas" una parte de mi cerebro recordó algo pequeño, una dulce voz de mujer, que me llama Thommy, deseaba saber de quién era la voz que parecía llamarme. La voz era tranquila, quieta, suave, dulce y realmente hermosa.
Al alzar la mirada, vi los rostros de los tres hombres desconocidos para mí y noté a los dos mayores observar a él joven con preocupación, seguí su vista, encontrándome con el pequeño de ojos azules llorando, de forma silenciosa como si su alma estuviese siendo destruida una vez más, en ese momento no planeaba, ni quería, hacerlo llorar. Solo deseaba obtener respuestas.
—Yo soy Jason Trafalgar— habló por primera vez el hombre de ojos grises, con una voz profunda que haría temblar a cualquiera. —Mi amigo es Black London y el pequeño amiguito de allá es Luka Anderson. Tu hermano. —
Creía que eso tenía sentido, el veía mi persona con tristeza. Parecía destrozado ante la idea de que no supiera nada.
—¿Eres mi hermano? —Pregunte sintiendo unas enormes ganas de llorar y abrazarlo. El dulce y joven pelinegro asintió con un sutil movimiento de cabeza, parecía totalmente inocente, como un dulce ángel, pero en sus ojos había dolor, mucho dolor y sufrimiento —¿pueden decirme que sucedió? ¿Por qué no recuerdo nada? —
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Las memorias perdidas de Thomas Woodgate
RomansaThomas es un joven Marqués de 22 años que ha tenido que pasar por muchos problemas a su corta edad. Es padre de un pequeño ángel de cinco años por lo que se ha centrado en su hijo, aun cuando la sociedad lo ve con mal. No recuerda muchas cosas de s...