Las memorias perdidas de Thomas Woodgate

Capítulo 1

Helos, Imperio de Nix 06 de enero del año 500

Un joven rubio de cabello ondulado se encontraba tranquilamente dormido en su habitación, cuando la puerta se abrió de golpe, asustándole logrando así, que el joven saltara. Como cualquier otra mañana el clima era fresco, un día cualquiera en la capital y también lo era para el joven con una cicatriz sobresaliente en el lado derecho de su rostro, solo unos segundos pasaron antes de que un pequeño niño de cinco años con cabello castaño ligeramente rizado, ojos azules como dos finas y bellas gotas del inmenso cielo azul, piel blanca como la nieve y unas mejillas sonrojadas saltara a la cama mientras reía.

— ¡Papá! — canto el pequeño con un ligero tono de alegría y energía matutina, el mayor ligeramente despierto y consciente de lo que sucedía a su alrededor no pudo evitar sonreír mientras abrazaba al pequeño y lo invitaba a acostarse a su lado por un rato más, al menos hasta que alguien mas les fue un despertar. —Papá, la abuela se va a enfadar si tardamos mucho en bajar. —Para su corta edad el joven, era un pequeño caballero, tal vez era el hecho de que su vida había cambiado demasiado aun para su corta edad. Por otra parte, Thomas, el joven rubio se encontraba cansado, tantas noches sin dormir, revisando papeles, pacientes y planeando cosas, al fin le habían cobrado interés. Quería dormir por una semana, y que nadie le molestase entonces, una interesante y bella semana.

—Lo siento Harry, no quiero que tu abuela te regañe, vamos a desayunar y después podemos ir a dar un paseo con Tobey y tu tío. — Propuso con una sonrisa adormilada y el cabello revuelto, a lo que el menor asintió energético con la sola idea de poder salir y disfrutar un poco el clima. —Pero primero, debo tomar un baño, no queremos que papá huela mal. ¿Verdad? — la pregunta repentina, logro que el menor mirara a su padre de arriba abajo examinando la condición en la que se encontró.

—No, papá es un Marqués y debe verse bien. Abuelita dice que siempre debemos vernos presentables. Aunque tu dices que lo mas importante es lo que somos y no como nos vemos. — el pequeño, siendo aun tan inocente como lo era, entendía todo lo que su familia le decía y eso aumentó el clasismo en el que se le vio envuelto día con día. Aun así, el pequeño Harry ponía por delante las enseñanzas de su padre.

Thomas no pudo evitar mirar a su pequeño a los ojos, con el orgullo brillando en sus orbes azules. Probablemente ese pequeño era la mejor decisión que había tomado en su vida. Unos leves toques en la puerta les trajeron a ambos a la realidad, sincronizados voltearon para encontrarse con una mujer rubia, con el cabello bien recogido en un peinado elegante, dejando solo dos mechones a ambos lados de su rostro, demostrando que este era ondulado. Un vestido azul y elegante que resaltaba su figura, ojos azules como los de Thomas, piel clara, alta, con un cuerpo voluptuoso. Una mujer hermosa por donde se le mirase.

—Thomas, Harry los estamos esperando para desayunar, les daré 10 minutos para que bajen o voy a molestarme. — Una voz delicada para una mujer hermosa y con clase.

—Mamá/Abuelita— se quejaron ambos al unísono antes de voltear a mirarse y reírse, Thomas se levantó de la cama con su pequeño en brazos, el camisón azul que hizo que la mayor de la habitación los mirara con recelo. — Tomare un baño primero... —no pudo terminar de hablar al ser interrumpido por su madre.

—No es mi culpa que te desveles tanto últimamente Thomas, Harry debe desayunar y comer a sus horas, tampoco podemos dejarte comer a solas, eres la cabeza de esta casa. — La rubia coloco sus manos en su cintura, formando una jarra con sus brazos. —Solo por hoy vas a desayunar en camisón, que no se vuelva costumbre, nunca sabes cuándo puede llegar alguien de sorpresa. Apresúrate —La mayor giro con elegancia sobre sus talones dispuesta a irse, pero fue detenida por su joven hijo a quien le miraba preocupada. Sabía lo que eso significaba.