My peachy boy, BoSung.

Suponía ser una bendición.

Cada infante traído al mundo supone alegría, regocijo y emoción, cada nueva sonrisa al mundo alimenta almas desamparadas como breves luces de inocencia y amor, como la ligera flama que alimenta la esperanza. Claro que ello visto desde un punto de vista amoroso y no tan imponente como el de la familia donde lastimosamente BoSung había nacido.

Gozando de buena salud, de felicidad y un hogar sólido además de los caprichos que su corazón pidiera el de apenas diez años jamás imaginó que el rugido de sus padres le hicieran llorar tan desconsolado, tenía miedo y por tener miedo ese olor "asqueroso" según sus creadores se apoderaba de cada rincón de la habitación obligando a sus padres a encerrarlo en un cuarto lo más alejado posible mientras llamaban al doctor de la familia.

▬ ¡No se suponía que fuera un maldito omega!

Rugía el padre hacia el otro Alfa a cargo de la gestación.

▬ ¡Se supone que tus magnificas drogas debían servir! Si alguien acá es culpable son tus asquerosos espermatozoides inútiles.

El doctor por su parte revisaba de forma gentil a BoSung, el único que era gentil en esa habitación y que miraba al chico con cara de lástima, como si fuese a romper en llanto, pero era debido a que el menor expedía una sensación de cólera tan grande que inundaba el espacio.

▬ ¡¿Ahora que se supone que haremos con un sucio omega?! No pueden saber que trajimos al mundo y a ésta familia a un chico como esos.

▬ ¡Ya sé! Déjame pensar, ¿sí? Solo déjame pensarlo un poco.

BoSung había vuelto a su cuarto, en el pasillo ChaKyeong al verlo se quedó despavorido cerrando la puerta de un golpe para no tener que cruzarse con él, así que para infortunio del más bajo se mantuvo sentado al borde de la cama esperando el destino que mejor le apeteciera a sus padres. Ya había escuchado sobre su repudio a los omegas, se sentía tan decepcionado y por un momento la cólera lo hundía en llanto, sus manos apretaban sus muslos buscando no gritar sintiendo el nudo en su garganta ahogarle.

▬ ¿Qué demonios haces BoSung-ah?

Esa era la voz de MinJeong entrando a escondidas, nunca había entablado una conversación normal con su hermano menor pero ahora parecía interesado en dar caricias en el cabello de éste para calmarlo.

▬ Me van a matar hyung, ¿no es así?

▬ ¡Claro que no! ¿Recuerdas las clases que nos dieron? Estamos en el presente, la discriminación contra omegas es ilegal y penada con la cárcel.

▬ Gracias por tratar de aliviarme hermano, pero hasta yo sé de qué son capaces nuestros padres y todo lo que puede hacer su dinero.

El silencio invadía la habitación porque el menor tenía razón, BoSung era bastante inteligente para su edad pero pese a que estaba alerta, los cambios en su cuerpo jugaban en su contra, de repente sentía el cuerpo ardiendo, quemando al punto de marearlo y con ello Min chillaba aterrado de cómo su cuerpo se comportaba extraño, como queriendo morder a su hermanito.

▬ ¡No te atrevas!

Pensó que era con él, pensó que recibiría un golpe pero en vez de eso unos brazos gentiles lo arropaban mientras ardía en fiebre.

Para cuando despertaba sobre una camilla ya el malestar había desaparecido y frente a él en una bata de laboratorio se encontraba el responsable de cuidarlo durante nueve meses.

▬ No me mal entiendas ▬ Iniciaba paseándose con una jeringa que clavó sobre la vía que iba a sus venas. ▬ No deseo salvarte en su totalidad pero éste ridículo vínculo de protección me hace imposible deshacerme de ti.

Aunque fuese asqueroso y decepcionante escuchar esas palabras de quien había profesado amor y protección en algún instante era ese vínculo lo que le permitía estar vivo así que lo usaría, tenía que aprender... Diez años de conocimientos sobre Alfas y debía utilizar toda la información que pudiera para controlar sus sentimientos y utilizar todo a su favor aún siendo un niño.