Un murciélago desafortunado
Despertarse por la mañana no siempre es fácil, al menos no para Montimer. Él siempre se levanta con el pie izquierdo, el ruido de los autos pasando por la calle son lo que interrumpe su profundo sueño. Extraña el sonido de las aves cantando al lado de su ventana, despertar tranquilamente y disfrutar la suave brisa en su pelaje echa de menos la casa en el bosque, pero ya no es un niño y ahora debe enfrentarse al mundo real, el mundo de los adultos. Se ha mudado a un departamento pequeño es lo que su sueldo puede pagar, incluso con lo miserable que es cobran bastante. Buscar otras opciones no le favorecía, la renta por lo general siempre era el doble o el triple. Tuvo suerte de encontrar este sitio uno que pronto perderá porque el negocio no va bien y en consecuencia su paga no es la que prometieron, pero no quiere presionar a su jefa. Ella era una vieja ratona que hacía vasijas de arcilla, su local es pequeño y tiene problemas para mantenerlo a flote. Incluso con Montimer que se encarga de la mayoría de las cosas, no se vende su producto, no es realmente popular.
Por más que el dinero le urja, jamás podría renunciar a su trabajo le rompería el corazón pensar que la única fuente de ingresos de esa pobre ancianita se venga abajo si deja de ayudarla, cuando ella ha sido tan amable con él desde el momento que llegó a los suburbios.
Así es él, pensando más en los demás que en sí mismo, quizás sea una de las razones por las cuales siempre sale lastimado. Su teléfono vibrando sobre su mesa de noche le avisa que tiene una llamada y no necesita ver el contacto para saber de quién se trata, mejor dicho de quienes se tratan.
— ¡Amigo! — Es lo primero que él escucha del otro lado — Hasta que por fin te levantas duermes mucho sabías — Aquella voz sonaba animada y alegre.
— Hola Jack — Respondió él de forma neutral.
— ¿Qué tal todo? Espera... No me digas me lo cuentas después — El sonido paró por un momento, pero uno que otro murmullo se podía escuchar si se ponía atención. Montimer supuso que tenía el dedo sobre el micrófono — Oh sí antes de que se me olvide Maurice y yo tenemos planeado salir en la noche ¿Te animas?
— Me encantaría, pero mi árbol de dinero no está rindiendo frutos realmente sabes... — Un suspiro se le escapó.
— Oh cierto lo habías mencionado, hombre no te preocupes por eso. Te estamos invitando no te vamos a cobrar nada — Soltó una carcajada, aun así su intención no era burlarse de él o de su situación. Más bien era una risa amistosa.
— ¿Seguro? No quiero hacer el mal tercio — Decía, mientras de su cajón sacaba su ropa habitual.
— No es una cita solo queremos ir a pasear un rato y ya. Quizás vayamos a ese lugar del que te hablamos ¿Lo recuerdas? — Ahora su voz se escuchaba distinta, había cierto tono pícaro en sus palabras.
— Paso — Dijo de forma tajante.
— Vamos — Le dijo alargando la palabra — Hace rato que no te vemos con alguien, puede que encuentres un buen partido o tal vez algo divertido para una noche, no sé que prefieras —
— Pará empezar ya te dije que no estoy interesado en salir con alguien... Mucho menos una aventura de una noche. Quiero concentrarme en otras cosas, ya no somos precisamente adolescentes, amigo
— Si, si ya sé. Trabajo, responsabilidades, luego más trabajo, relájate un poco hombre. Al ritmo que vas envejecerás muy pronto y no habrás disfrutado tu vida tienes que salir más buscarte a alguien con quien estar yo qué sé... ¡Auch! — Este se quejó — Bueno te decía si cambias de opinión nos avisas
— Yo te digo y salúdame a Maurice de mi parte cuando lo veas — Con su teléfono apoyado entre su hombro y su oreja, sus manos atando los cordones de sus tenis negros terminó de decirle.
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Flores. [ The Angel In The Forest ]
FanficEl solo era un murciélago, el depredador. El solo un ratón, la presa. ¿Y si cambiamos los papeles?