Capitulo 4

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¿Confusa? Sí

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¿Confusa? Sí. ¿Descolocada? También. De todos los escenarios que me imaginé ninguno se acercaba ni en broma a lo que hay justo aquí detrás de esa puerta. En efecto, es el chico lindo del balcón, el mismo de los escandalosos gritos en el pasillo, pero con lo que no contaba era conque vistiera una bata de hospital.

¿Acaso me imaginé todo lo que vi?

No lo creo. Igual sigue guapo la verdad. ¿A quién en este mundo y en esta vida le queda bien una bata de hospital? Pues al parecer a este ser que tengo delante. Y aquí estoy de nuevo mirándolo fijamente mientras me pierdo en mis pensamientos.

Mirándolo bien, tiene un corte en la ceja derecha... la última vez no la tenía.  Rompo contacto con sus ojos cuando arquea una de sus pobladas cejas hacia arriba.

Dios mío que vergüenza

–¿Es normal que le pegues repasos a las personas así?  – pregunta con voz gélida y ronca. Y yo queriéndome morir en estos instantes. – Te comieron la lengua bola de pelos? – espera... que me dijo?

–¿Perdón?  – pregunto frunciendo el ceño confundida de haber oído bien.

–Ah. Si hablas. Ya empezabas a asustarme.  – responde cortante.

–Lo siento – digo – es que no me esperaba ver

–¿Que no esperabas ver? – Me interrumpe – un triste paciente de hospital? Porque lamento informarte que estás en uno y detrás de estas puertas todo lo que hay son pacientes y cada uno con algo que curar, si es que eso es posible. – termina explicando con obviedad y a mí solo se me quedo presente cuando dijo triste paciente. Lo que hace que el pecho se me estruje.

–¿Estás triste? – pregunto sin evitar que mi curiosidad vaya más allá rozando la línea de la indiscreción. Noto que se tensa ante de mis palabras y elevo mi mirada hacia sus ojos los cuales se encuentran algo hinchados y un poco rojos. Claramente algo pasa.

–¿Que has dicho?

–Que si estás... es decir... se que probablemente no sea mi asunto pero...

–Has dado en lo justo bola de pelos– me espeta cortante –no es tu maldito problema– sisea y aprieta tanto la mandíbula que creo que se triturará las muelas.

Y yo me he quedado atónita, solo le he hecho una pregunta por qué me tiene que tratar de ese modo.
Hace como si fuera a cerrar la puerta y lo detengo antes de que lo haga.

–Oye, sé que solo nos hemos visto una vez y no nos conocemos pero no tienes que ser grosero cuando yo solo quiero saber si estás bien. – digo todo sin respirar y por su expresión creo que lo ha tomado por sorpresa. Relaja poco a poco la expresión y la cambia por confusión.

–¿Nos hemos visto una vez dices? ¿De dónde se supone que nos conocemos bola de pelos?  – Pregunta esto último soltando la puerta y cruzándose de brazos adoptando una posición defensiva junto a su mirada inescrutable.

BEATSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora