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Hispania estaba muy enferma, más incluso, de lo que ella aparentaba a simple vista. La madre del idioma español reposaba a menudo en cama el último año antes de su deceso; la fuerte mujer emprendedora que alguna vez fue, solo quedaba como un recuerdo entre suspiros pesados que una enfermedad pulmonar le arrancaba y no le devolvía. Para ese entonces México cruzaba la mitad de su adolescencia, aún en la etapa de los cambios y la adquisición de una identidad, aún inseguro e indeciso de su futuro solo se dedicó a acatar órdenes; seguir la línea de moralidad y esfuerzo que sus hermanos mayores le enseñaban firmemente, la cuál el mismo debía pasar al más menor de la familia, Perú.

Los hermanos, entonces, se obligaban a madurar rápidamente y de cualquier forma posible para estar presentes con su madre, y atenderla por cada día que pasaba en su deterioró progresivo, además de eso les ayudaría a prepararse para mantener la empresa que heredarían y que está no desapareciera presa de monopolios más grandes. Todos daban un poco de su esfuerzo en todos los aspectos de la familia, desde meter las manos en el negocio hasta simplemente hacer compañía a Hispania, siempre de la mejor manera, siempre devotos al amor fraternal. Eso lo noto Jamaica, un hombre solo un par de años mayor que España, el cuál era un socio importante de la empresa familiar y quién en viajes de negocios conoció a toda la familia de la socia que más le generaba ganancias, entre ellos por supuesto al mexicano.

--No debía hacer esto por mi, enserio Jamaica, se lo agradezco pero usted es un invitado y soy yo quien debería atenderlo --hablo el muchacho entrando al hogar por la puerta trasera acompañado del jamaicano quién en sus brazos traía algunas bolsas con el mandado para el hogar

--México es un placer para mí ayudarte, además, si estoy aquí viviendo al menos quisiera apoyar en algo --respondió el caribeño dejando las bolsas sobre la mesa en mitad de la cocina para después observar a su alrededor, la vivaracha casa hispana parecía más callada de lo usual --¿En donde están tus hermanos?

--España salió en la mañana para tratar algunos contratos en el palacio o algo así, a Cuba le toca hoy administrar el trabajo en el campo y Perú... Bueno hoy es domingo, seguramente salió con mi jefecita a la iglesia, ella estaba muy insistente en ir últimamente --dijo México sacando las compras de las bolsas colocando cada una de ellas en sus respectivos lugares, sacando ya lo vacío o inservible.

--¿Estamos solos? --pregunto Jamaica mirando como el norteamericano iba de un lado al otro en la cocina. Al escuchar la pregunta el tricolor de águila se detuvo y volteo e dirección al jamaicano quien le sonreía ampliamente cosa que copio involuntariamente. --La última vez dijiste que hablaríamos de lo nuestro cuando estuviéramos solos... Ahora lo estamos así que, habla México, ¿Se te quito la desidia?

--Pensé que estaba jugando, no se ofenda, pero suena completamente ridículo. Tan malamente inusual que incluso me atrevería a decir que jamás ocurriría realmente --comento México dejando lo que había para recargarse en uno de los muebles del hogar, cruzando sus brazos

--Yo haría qué pasará, si me aceptas... --suspiro el caribeño acercándose al norteamericano tomándole ambas manos y mirándolo a los ojos --Cásate conmigo...

--Ya te dije que no estoy seguro, por favor no me presiones así... --el hispano liberó una de sus manos y la llevo hasta la mejilla ajena dando una suave caricia en ella --Mi familia me necesita ahora mismo y... Bueno lo típico, un matrimonio entre dos hombres no sería consentido por la iglesia, ni por mis hermanos, ni mi madre. Además, se que puedes tener algo mejor... Una buena mujer e hijos que hereden todo lo grande que eres... Yo no podría darte eso, lo sabes

--Pero es que aún no lo entiendes México... Yo no deseo esa familia que acabas de describir, yo te deseo a ti --el jamaicano acercó más su cuerpo al del mexicano quien bajo la mirada que se sonrojaba con cada nuevo roce del ajeno sobre él --Vamos, solo un momento piensa en ti... Esto es lo que deseas --espetó el mayor al leer los gestos del norteamericano, moviendo sus las manos en caricias delicadas pero lujuriosas creando un abrazo que aprovecho el caribeño para hacer presión en la carne ajena, incitando a México para que cayera a la tentación.

Esto Es Amor /Pausada/ Countryhumans [Rusmex]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora