El chico de mis sueños ┈━ Spreen. [EDITANDO]

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Y aunque no quería encontrarlo justo hoy por obra del universo que claramente hace lo opuesto a lo que quiero, ese tal Speed está en el restaurante donde yo trabajo con varios amigos. Honestamente, me quiero ir pero apenas son las 7 de la noche, lloro. 

— ¿Por qué no quieres ir a esa mesa? — Preguntó Isabella. Intenté evitar la pregunta pero terminé suspirando aunque posiblemente se burle ya no quedaba más que decirlo. 

— Soñé que ese chico de ahí tenía un accidente de auto. —  Susurré. Si lo decía en voz alta tremendo problema por desearle la muerte a alguien. Tengo entendido que si dices tu pesadilla a alguien más ya no se cumple, es una tontería pero toda mi vida lo es así que lo voy a creer.

—  La re vivís. —  Me dijo con una risa y se fue. Ya sabía que iba a pasar eso pero bue. 

Lo observé irse cuando ya estaban pagando. Estaba preocupada y por eso andaba inquieta, mirando a los alrededores cualquier cosa que podría hacerle daño pero no quería aceptar que estaba preocupada, para nada aunque lo estaba pero mi orgullo no me lo permite je. 

Debido a que estaba en mis pensamientos, al recordar ya no estaba y corrí en busca de él. Sí, todo mal ¿Dónde está mi dignidad? dea. Miré a todos lados, él iba caminando algo lejos de mí mientras miraba el teléfono y aunque se supone que no estoy preocupada entre muchas comillas, corrí. 

Corrí tanto que se me dañó el zapato ( xd ) O sea no, ya estaba mal pero me voy a excusar en eso. Estaba a punto de cruzar la calle viendo el teléfono que no observó el auto acercándose hacía él. 

— La puta madre. —  Dije y salté con toda la fuerza, llegando hacía él. Lo tomé de su brazo derecho y lo atraje hacia una parte que consideraba segura. Cayéndome pero por lo menos él seguro. 

—  ¿Qué te pasa? —  Preguntó alterado y sorprendido. 

—  ¿Qué te pasa a vos? ¡Casi te atropellan, gil! —   Dije mientras me levantaba y limpiaba la suciedad. — No debí preocuparme por vos.

Enojada me estaba yendo pero me detuve. Fui a donde seguía él y le entregué un pequeño apósito. 

— Tienes una herida en la rodilla, cuídala mientras. 

Y me fui con mi zapato dañado.