Confundidos

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¿Qué le estaba pasando? 

Aquellas mariposas en su estómago cuando le veía, aquel cosquilleo en sus manos ansiosas por tomar las del otro cada vez que sus hombros rozaban al caminar, aquella felicidad instantanea que le recorría el cuerpo cada vez que esa persona le regalaba su tiempo. 

Hinata Shoyo no era tonto, sabía lo que aquellas reacciones de su corazón significaban. Ya se había enamorado algunas veces de algunas niñas, aunque nunca haya salido realmente con ninguna. Lo raro no era lo que sentía, si no hacia quién iban dirigidos aquellos sentimientos. 

Porque, ¿desde cuando le gustaban los chicos? Siempre se había considerado heterosexual, incluso ahora lo seguía pensando. Pero, según las palabras de Yachi, su heterosexualidad se iba bien a la mierda cada vez que compartía miradas con nadie más y nadie menos que Kageyama Tobio. 

¿Y como negar eso si cada vez que estaban juntos su mundo se iluminaba? 

Observó a su compañero practicar sus saques asesinos mientras él descansaba un rato con su mente en las nubes. Prestó atención a cada uno de los detalles del armador; como su mirada se concentraba en el punto exacto donde quería dirigir la pelota, como acomodaba sus pies en una mejor posición y como sus dedos se amoldaban a la pelota buscando concentración. Suspiró con pesadez al darse cuenta que una vez más, las mariposas atacaban su estómago y tenía que esforzarse por no dejar salir la sonrisa que quería esbozar. 

Porque, carajo. ¿Porqué ahora? ¿Porqué él? 

Nunca se había cuestionado su sexualidad hasta que lo conoció a él. Nunca había dudado tanto de su identidad. Aún recuerda el pánico y la confusión que sintió la primera vez que se dió cuenta que estaba mirando a Kageyama con otros ojos; estaban comiendo unos bollos de carne en la tienda del entrenador Ukai, luego de que el ojiazul haya perdido una apuesta y haya comprado la cena para ambos cumpliendo con el trato. Se sentaron en una de las bancas cerca de la calle donde tendrían que separarse par air a sus respectivos hogares, comiendo en silencio. 

Hinata había terminado primero de comer y solo esperaba en silencio que su amigo terminara sus bollos. Le agradaba el silencio cómodo y de confianza que mantenían, luego de un día entero de clases y entrenamiento, esos momentos de tranquilidad con su mejor amigo le transmitían paz. Dirigió su mirada a Kageyama y simplemente opinó que se veía lindo con la luz de la luna reflejando sus ojos y la suave brisa moviendo su cabello. Y un extraño deseo de acariciar su rostro lo invadió. 

Se levantó con prisa, totalmente confundido y perdido con aquel nuevo pensamiento que se había colado por su mente. Pero a la vez, totalmente seguro de lo que significaba; sin duda Kageyama era sumamente atractivo y no era algo que fuera a negar.

La segunda vez que entró en pánico fue cuando, por quedarse estudiando hasta tarde por los examenes - o al menos intentando hacerlo - su madre no tuvo mejor idea que invitar a Tobio a quedarse la noche. Considerando que ambos eran chicos y que parecían tener bastante confianza, la madre de Shoyo no dudó en decirles que podían dormir juntos para que el invitado no duermiera incomodo en el sofá. 

Y Hinata, con todos los sentimientos a flor de piel, con muchos más pensamientos intrusivos que antes, se preguntó como sería besarlo. Tenerlo junto a él durmiendo y sentir la calidez de su cuerpo cerca, con sus piernas tocandose ligeramente y sentir su respiración relajada, lo hizo delirar. 

¿Porqué él? ¿Porqué ahora? 

Lo peor de todo, era que si no hubiera sido por ese pequeñisimo y a la vez gran detalle, tal vez no estaría tan confundido ahora. 

Si no hubiera sido porque cree recibir las mismas señales de confusión de Kageyama, tal vez no se sentiría tan perdido. 

Porque de vez en cuando notaba como su mano se acercaba a la suya y luego la alejaba con arrepentimiento, porque notaba que a veces quería decir algo y se retractaba, porque veía sus ojos llenos de confusión cada vez que pasaban más de cinco segundos sosteniendose la mirada, porque podía percibir el mismo pánico que sentía él. 

Y diablos, ambos sabían que se estaban tirando al abismo, que estaban dejandose llevar por aquellos sentimientos que los tiene totalmente aterrados pero que aún así era tan tentador experimentar. 

Yamaguchi le había recomendado pensar bien sobre su sexualidad antes de intentar cualquier movimiento con Kageyama, porque si era solo una confusión pasajera entonces ambos saldrían lastimados. 

El armador dejó la pelota de lado y se acercó al pelinaranja, sentándose a su lado e intentando descifrar en que tanto pensaba para no haber hablado por más de diez minutos, demasiado para un chico tan ruidoso como lo era él. Shoyo le sonrió con felicidad al notar aquella atención que le dirigía solo a él, y Tobio no pudo evitar pensar en lo lindo que era cuando le sonreía de esa manera exclusivamente a él.

Hinata no estaba para nada seguro de lo que era o quién era. Pero con las manos temblando y con el corazón latiendo de pánico y timidez, acercó su mano a la del ojiazul y provocó el primer roce. 

Kageyama tampoco sabía quién era o que era lo que estaba pasando, era la primera vez que sentía tanto por una persona. Pero al sentir ese roce cálido en su mano, sonrió avergonzado y terminó de unir sus manos, totalmente dispuesto a descubrir aquello tan desesperante y emocionante a la vez. 

Ambos estaban tirandose al vacío totalmente ajenos a lo que les esperaba. Y no podían estar más emocionadosy asustados al respecto. 

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[N/A: quería plasmar un poco las cosas que pensé cuando cuestioné mi sexualidad, me parecía algo importante y que no vi en muchas fanfics, aunque no quedó como quería espero que se entienda a lo que quería llegar]

Amor en juego [Kagehina] ~Oneshots~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora