Sentidos de querer

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El corazón de Hinata rebozaba de ansiedad mientras veía el reloj del gimnasio donde entrenaban, avanzar. Había estado tres horas practicando recibir los saques de Asahi, varias partes de su cuerpo dolían al haber tenido que tirarse al suelo para alcanzar algunas pelotas. En la otra mitad de la cancha, se encontraban Kageyama y Tsukki practicando los remates, buscando algún tipo de técnica que encajara bien con la personalidad del bloqueador y así tener más armas a disposición. 

Hinata no había rematado ni una sola vez en todo el día y eso lo estaba matando por dentro. Quería sentir el escozor en la palma de su mano luego de poner todas sus fuerzas contra la pelota. Quería sentir la adrenalina de tener a otros jugadores intentando detener su golpe. Quería ver el rostro de satisfacción y orgullo del entrenador Ukai. 

Y por sobre todo, quería que Kageyama le dedicara esa adorable y casi imperceptible sonrisa cada vez que lo hacía bien. 

No era nuevo que su corazón saltara alocado al recordarlo; no le había costado ni una semana aceptar que tenía sentimientos por el armador, nunca se sintió incomodo con la posibilidad de ser bisexual, por lo que no fue un tema que llevara un período de "aceptación". Simplemente un día Tobio le sonrió, y él se sintió dichoso de merecer esa sonrisa. No era solo el hecho de que parecía que Kageyama sonreía una vez al año, si no porque estaba dirigida hacia él. 

El entrenador Ukai dio aviso que el entrenamiento había terminado, entre todos lograron dejar el gimnasio en condiciones y Daichi se encargó de cerrarlo. El equipo hizo su camino hacia el pequeño negocio del entrenador donde disfrutaron de unas barritas energeticas que Suga había comprado para todos. Una vez satisfechos, cada uno se fue por su propio camino. 

Hinata observaba de reojo a su acompañante, la mitad del camino a su casa siempre lo compartía con Kageyama, quién vivía en la misma dirección. Junto con el entrenamiento, esta era la aprte favorita del día para Shoyo; caminar a casa con él le había permitido formar una amistad especial comparada con la que mantenía con el resto de sus compañeros, había logrado ganarse lentamente la confianza del armador. Algunas veces recorrían su camino en silencio, otras veces charlaban sobre el próximo partido que jugarían y que técnicas podrían aprender, otras veces Hinata le hablaría sobre su familia y muy otras pocas veces Kageyama diría algunos datos curiosos sobre su vida. 

No supo cuándo, tampoco por qué, pero simplemente un día comenzaron a tomarse de las manos durante ese trayecto. Desde que el pelinaranja descubrió sus sentimientos por el pelinegro, no se quedó de brazos cruzados; siempre que lo encontraba apropiado, tiraba uno que otro coqueteo sutil y el jueguito de rozar sus manos al caminar lo había inciado él. Pero tomarse de las manos, entrelazar sus dedos de esa manera, había sido totalmente acción de Kageyama. 

Nunca cuestionó aquello, pues muy en el fondo de su corazón esperaba que fuera porque Tobio estuviera desarrollando sentimientos por él, ¿Y quién era él para detenerlo? 

Hinata observó una vez más sus manos unidas y una pequeña mueca se formó en sus labios. Por supuerto que se había ilusionado el primer tiempo que aquel suave tacto se unía a su mano, pero conforme pasó el tiempo solo lograba reemplazar esa emoción con frustración. Pensó que luego de aquello las cosas irían lentamente cambiando, que Kageyama en algún futuro cercano terminara de aclarar sus sentimientos y se dieran una oportunidad; pero ya iban dos meses de solo tomarse las manos. 

Hinata quería más, pero también tenía miedo de estar malentendiendo sus acciones, tenia miedo de que él aun no estuviera listo y espantarlo. ¿Seguir a su corazón o seguir a su cabeza?

Tal vez era hora de que él tomara un poco el control de la situación, todo este tiempo había dejado que Kageyama fuera a su ritmo, cuando tal vez él también esperaba algún tipo de señal o movimiento que le diera la luz verde. ¿Era tiempo de confesarse, tal vez? Podría resultar de dos maneras: el correspondería sus sentimientos y podrían finalmente comenzar a salir, él le preguntaría porque diablos había tardado tanto y ambos simplemente reírian de su torpeza; o también cabía la posibilidad de que todo esto sea una mala jugada de su mente y que realmente no haya nada ahí, entonces alejaría a Kageyama y todo se pondría complicado en la cancha y en su amistad. 

Amor en juego [Kagehina] ~Oneshots~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora