Toca el segundo y último capítulo, abuelita, este es dedicado a ti.
A mis ojos eras una rosa marchita,
Era triste ver como que desgastabas poco a poco y sin embargo seguías siendo amable como solo tu sabías.
Hay miles de momentos que nunca olvidaré.
Cada vez que se me queme una tortilla,
Que me duela la cabeza,
Que le de de comer a unos pájaros,
Que recoja nísperos,
Que coma una paleta de Colima,
Que vea un hermoso jardín,
Que me quede dormida en una mecedora,
Que alguien me diga que me quite los zapatos para no pisar la alfombra,
Que vea una paleta de cajeta,
En todos y cada uno de esos momentos me acordaré de ti.
Porque así como tu nunca me olvidaste yo tampoco lo haré.
Espero que te hayas reunido con abuelito y que puedan pasar la eternidad en compañía del otro.
Adiós abuelita, siempre te querré.
