Capítulo 6: "Preguntas para más tarde"

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Quiero preguntarle a mi hermano si Toni vendrá a vivir a mi casa, pero no me siento capaz, pues la respuesta podría atormentarme. Subo a mi habitación y me siento en la cama. Caigo en la conclusión de que necesito hablar con alguien. Sé que si se lo dijera a mis amigas me ayudarían, pero también sé que acabaría enfadándome con ellas porque suelen perder la paciencia rápido o simplemente no contestarme. Necesito hablar con alguien para que me diga que todo estará bien. Tal vez esté exagerando pero aguantar a Clarissa y su hermano en mi casa, no es algo que desee con ansias.

Me siento desesperada, sin saber que hacer. Necesito alguien con quien hablar, pero no sé con quien. Pienso en Charl. Podría mandarle un mensaje. Pero justo cuando pienso esto mi subconsciente mete la pata: No lo hagas. No es tu amigo. Te ha tenido engañada. Ya no te manda mensajes. Además, ¿recuerdas que tú estabas enfadada con él?

Todo lo que me recuerda mi mente es cierto, aunque quizás ignorarla por una vez no estaría mal. Cojo el móvil para mandarle un mensaje pero entonces recuerdo que si le digo esto a Charl se enfadará porque yo le dije que no podía venir a mi casa. Tiro el móvil por los aires y me quedo inmóvil, esperando una respuesta.

Oigo la puerta de la calle. Alguien ha entrado, o ha salido. Oigo como Clarissa dice:

—Pequeñín-dándole un beso a alguien.

Pienso que puede ser Cameron, pero no creo, ya que la puerta se ha oido.

Voy nerviosa hacia el salón, con miedo de que esté Toni, y eso es lo primero con lo que me encuentro. En ver eso, hago una expresion demasiado exagerada y me voy a mi habitación de nuevo, pero Cameron la ve.

—Ven aquí, aquí está tu amigo. Preséntale la casa-dice él.

—¿Viene aquí a vivir?-pregunto.

—Claro.

—Eres un cabrón-le chillo-. Pues mira, ¿sabes qué? Que dormirá en tu cuarto, porque en el mío solo cabe una persona y esa persona soy yo.

—Dormirá en el trastero del patio. En esta semana le hemos estado haciendo una bonita habitación ahí. Si hubieras estado atenta lo hubieras sabido antes de que viniese Toni-dice él riéndose.

—¿Dónde está mamá?

—Ha ido a cenar aquí en frente.

En esos momentos cojo mi chaqueta y me voy rápidamente a ese bar/restaurante que hay en frente de mi casa. De camino hacia allí me doy cuenta de que aún voy con el uniforme. Qué vergüenza.

Cuando entro no veo a mi madre por ninguna parte, y eso es raro, porque en todo el bar, lo único que hay es un grupo de amigos. Me fijo en el grupo de amigos y son todas mis amigas con algún ligue suyo. Un ligue que nunca me habían comentado, pero que seguro que todas sabían. Y para colmo habían quedado todas sin mí.

Me quedo mirando la mesa fijamente. Todos hablan y rien hasta que me ven, entonces se callan de golpe.

—Sois unas imbéciles-digo con lágrimas en mis ojos y me voy corriendo.

Porque justo cuando más necesitaba su ayuda, me hacen esto. Además Cameron lo sabía, por eso me ha dicho que estaban ahí mis padres cuando en realidad no era así.

Vuelvo a mi casa y en cuanto entro le doy un tortazo en la cara a mi hermano. Él se ríe a pesar de que sé que le duele. Mis padres aún no están a pesar de que ya son las diez de la noche.

Subo a mi habitación y llorando silenciosamente me pongo el pijama. Estoy harta de que me marginen de esta manera, de que me eviten. Sé que soy rara, pero tampoco tanto como para que me hagan esto. Además ser raro no significa caer mal. Bueno, en mi caso sí que lo significa, porque basta que sea yo para que medio mundo se ponga en mi contra.

El diario de una diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora