Capítulo 4: "Quiero desaparecer"

60 6 1
                                    

Al abrir mis ojos, justo lo primero que veo es a Charl en mi habitación. Está llorando. ¡Charl, está, llorando! Dios mío, no me lo puedo creer.

—¿Qué ha pasado? ¿Es sobre Lisa? Dime que está bien-digo levantándome y acercándome a él.

—Ahora iba a informarte sobre ella-dice con su voz de siempre, como si esas lágrimas no fueran reales-. Médicos han recomendado a su madre que la metan en un centro de desintoxicación. Es adicta al alcohol.

—Eso es genial, porque la van a ayudar, aunque... ¿Desde cuándo ella es adicta? Ella casi nunca bebe, yo...

—¡Ella siempre bebe!-me interrumpe-. Pero solo lo sabía yo, su íntimo amigo... Nadie más que yo. Pero yo no hice nada para protegerla y ahora está en mal estado, la van a encerrar en esa mierda y en salir, no va a querer saber nada de mí. Su madre me ha dicho que no me quería coger el teléfono.

—Eso es culpa suya por no decírselo a nadie más-chillo enfadada-. No te sientas culpable, es ella, ella ha sido la oculta cosas.

En esos momentos el asiente y parece que sus lágrimas dejan de caer. Él sale de la habitación al ver que me tengo que vestir. Me visto para ir a casa. Me pongo la misma ropa de ayer. Huele un poco mal a humo y esas cosas, pero pronto llegaré a casa.

—Me voy-le digo a Charl-. Tal vez nunca más nos volvamos a ver así que cuídate y sobre todo cuida de Lisa. Un día iré a Londres-sonrío al decir la última frase.

—¿Adónde vas?-pregunta él con cierta curiosidad.

—A mi casa.

—Ah vale, en ese caso... Adiós.

Me voy. Pensaba que me lo iba a impedir diciéndome que me echará de menos o cosas así, pero claro, eso solo pasa en los libros. Para que pase en la realidad hay que ser diferente a mí.

Llego a casa, hablo un rato con mi madre sobre como fue la fiesta y me voy a mi habitación a descansar. Me acuerdo de Charl. Eran tan guapo... Guapo a la vez de raro. Ese chico era muy raro, pero no raro en el mal sentido, quizás... ¿Diferente? Sentía algo extraño en él, como si hubiera estado sufriendo toda su vida. Pero no puedo hablar más con él, hasta me llamó fea en toda mi estúpida cara. Es algo que hacen todos. Duermo un rato y después abro los ojos como platos al darme cuenta de que hoy todavía es sábado. Estoy deseando que se acabe el fin de semana. Y no es por volver al instituto ni mucho menos, sino porque este fin de semana está siendo desastroso. Bajo al salón y me encuentro a Cameron con una chica. Una chica más alta que yo, pero no más alta que él, rubia con ojos azules. Pero claro, seguramente rubia de bote, porque no sé porque mi hermano siempre se elige a las chicas con algo de su cuerpo que no es suyo, como por ejemplo tetas con silicona, extensiones...

—Ah, esto... Hola-dice Cameron en su tono falso, es decir, siendo simpático-. Esta es Clarissa, mi novia. La puedes llamar Claris.

—Ah-digo como si no me importara y me voy.

Me encanta la cara con la que se queda mi hermano. Después cojo mi bolso y me voy a la calle.

—¿Adónde vas?-pregunta mi madre.

—A dar una vuelta-respondo con total simpleza.

—Bueno, ya que nunca vas y quieres huir de la novia de tu hermano... Te dejo ir, hasta luego.

Salgo a la calle muy contenta, no sin antes escuchar a mi hermano.

—Ei, ei, ei, tienes que conocer a Clarissa-dice él.

—Em... Es que... Tengo que estudiar, mañana tengo un examen importante y...-digo nerviosa.

—¿Desde cuándo tú estudias para los exámenes?

El diario de una diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora