Emma Daila Williams siempre fue considerada una niña con mente grande por su familia. Pero al parecer su gran imaginación nunca la llevó a creer que un día su vida cambiaría cuando una mujer bastante extraña tocara la puerta de su casa y le entregar...
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LOS DE PRIMER AÑO DE GRYFFINDORsolo compartían con los de Slytherin la clase de Pociones, o al menos así era hasta que en la sala común de Gryffindor apareció una noticia que los hizo protestar a todos. Las lecciones de vuelo comenzarían el jueves, y Gryffindor y Slytherin aprenderían juntos.
—Perfecto —dijo en tono sombrío Harry—. Justo lo que siempre he deseado. Hacer el ridículo sobre una escoba delante de Malfoy.
—No seas pesimista Harry —le dijo Emma volviéndose para verle—. Al menos seremos igual de malo juntos. Y si Malfoy se atreve a burlarse haré que se arrepienta en menos de un segundo. —La castaña le sonrió con dulzura al niño frente a ella el cual le devolvió la sonrisa casi de inmediato.
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¿Emma era fanática de los libros? Por supuesto que sí. Pero llegar a recurrir a ellos para aprender a volar sobre la escoba nunca se le pasó por la cabeza.
Hermione por su lado, que estaba casi tan nerviosa como Neville con el tema del vuelo, había ido en busca de un libro. En el desayuno del jueves, aburrió a todos con notas sobre el vuelo que había encontrado en un libro de la biblioteca, llamado Quidditch a través de los tiempos. Neville estaba pendiente de cada palabra, desesperado por encontrar algo que lo ayudara más tarde con su escoba, pero todos los demás se alegraron cuando la lectura de Hermione fue interrumpida por la llegada del correo.
Un lechuza entregó a Neville un paquetito de parte de su abuela. Lo abrió excitado y les enseñó una bola de cristal, del tamaño de una gran canica, que parecía llena de humo blanco.
—¡Es una recordadora! —explicó—. La abuela sabe que olvido cosas y esto te dice si hay algo que te has olvidado de hacer. Miren, uno la sujeta así, con fuerza, y si se vuelve roja… oh… —se puso pálido, porque la recordadora súbitamente se tiñó de un brillo escarlata— … es que has olvidado algo…
Neville estaba tratando de recordar qué era lo que había olvidado y Emma trataba de ayudarlo, cuando Draco Malfoy, que pasaba al lado de la mesa de Gryffindor, le quitó la recordadora de las manos al muchacho.
Harry y Ron saltaron de sus asientos. Emma sin embargo no quería que se metieran en problemas, por lo que tiró de las mangas de sus túnicas hacia atrás, logrando así que tomaran asiento nuevamente. Y lo hizo justo a tiempo, porque la profesora McGonagall acababa de llegar.
—¿Qué sucede?
—Malfoy me ha quitado mi recordadora, profesora.
Con aire ceñudo, Malfoy dejo rápidamente la recordadora sobre la mesa.
