18 | ³Through the hatch

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.:. CHAPTER EIGHTEEN .:.
(³A TRAVÉS DE LA TRAMPILLA)

(³A TRAVÉS DE LA TRAMPILLA)

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QUIRREL ESTABA ALLÍ.

—¿Profesor? —preguntó Emma totalmente desconcertada.

—Señorita, ¿cómo es el apellido que usas ahora? —dijo Quirrell con calma, no tenía ni rastro del tic usual en su rostro—. Ah, sí, Williams. No esperaba verte aquí.

—¿Pero… usted…?

Y en ese momento apareció Harry detrás de ella.

—¡Usted! —exclamó Harry.

Quirrell sonrió.

—Yo —dijo con calma— me preguntaba si me iba a encontrar contigo aquí, Potter. Pero como dije hace un momento, me sorprende la presencia de Williams.

—Pero nosotros pensamos… Snape…

—¿Severus? —Quirrell río, y no fue con su habitual sonido tembloroso y entrecortado, sino con una risa fría y aguda—. Sí, Severus parecía ser el indicado, ¿no? Fue muy útil tenerlo dando vueltas como un murciélago enorme. Al lado de él ¿quién iba a sospechar del po-pobre tar-tarmudo p-profesor Quirrell?

Emma no podía pensar claro. Estaba tan asustada.

—¡Pero Snape trató de matarme! —gritó Harry.

—No, no, no. Yo traté de matarte. Tu amiga, la señorita Williams, accidentalmente me atropelló cuando corría a prenderle fuego a Snape, en ese partido de quidditch. Y rompió el contacto visual que yo tenía contigo. Unos segundos más y te habría hecho caer de la escoba. Y ya lo habría conseguido, si Snape no hubiera estado murmurando un contramaleficio, tratando de salvarte.

—¿Snape trataba de salvarme? —preguntó Harry, incrédulo.

—Por supuesto —respondió fríamente Quirrel—. ¿Por qué crees que quiso ser árbitro en el siguiente partido? Estaba tratando de asegurarse de que yo no pudiera hacerlo otra vez. Gracioso, en realidad… no necesitaba molestarse. No podía hacer nada con Dumbledore mirando. Todos los otros profesores creyeron que Snape trataba de impedir que Gryffindor ganase, se ha hecho muy impopular… Y qué pérdida de tiempo cuando, después de todo eso, voy a matarte esta noche. Y a la señorita Williams también, no quiero testigos de nada.

Quirrell chasqueó los dedos. Unas sogas cayeron del aire y se enroscaron en el cuerpo de Emma y Harry, sujentándolos con fuerza.

—Eres demasiado molesto para vivir, Potter. Deslizándose por el colegio, como en Halloween, porque me descubriste cuando iba a ver qué era lo que vigilaba la piedra.

Emma y La Piedra FilosofalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora