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Seungmin terminaba de vestirse para ir a clase cuando su móvil sonó, haciendo que el chico se sobresaltase. ¿Quién le llamaba a esas horas de la mañana, un sábado?

Tomó el aparato, viendo el nombre de su compañero de clases en grande.

Hyunjin le estaba llamando.

Últimamente el castaño había estado hablando con él más que de costumbre, dedicándole pequeñas sonrisas por los pasillos o guiñándole un ojo en medio de sus clases. Al principio, Seungmin lo relacionó con su actitud natural de querer relacionarse con todos a su alrededor, pero poco a poco se dió cuenta de que no era así. Hyunjin le esperaba en las salidas, se acercaba a él cuando lo veía solo o buscaba cualquier tema de conversación para hablar con él, a pesar de no ser para nada cercanos. Es verdad que se conocían desde hace años, pero anteriormente nunca habían cruzado palabras.

Entonces, empezó a sospechar. ¿Estaría Hwang Hyunjin, el chico inteligente de su clase, el favorito de todos sus profesores, intentando salir con él?

Al principio el pensamiento le produjo escalofríos. ¿Por qué querría salir con él? No es que Seungmin fuera un mal partido, solo que normalmente pasaba desapercibido a ojos de los demás por su actitud callada y carácter tímido.

Con esos pensamientos en mente, respondió, sin saber qué decirle exactamente.

— ¿Hola?

— ¡Seungmin! ¿Estás libre?— la voz animada de Hyunjin al otro lado de la línea le hizo sonreír. El mayor lograba contagiarle su felicidad con facilidad.

— Sí, ¿por? ¿Pasa algo?

— No, no. Es que bueno, tengo dos entradas para una convención de arte y como te gusta, pensé que te podría interesar venir.— habló atropelladamente al otro lado de la línea.

Los labios de Seungmin se abrieron en una mueca de sorpresa, recordando las pequeñas conversaciones que había tenido con el castaño acerca de su afición al arte. ¿En serio se había acordado de eso a tal grado como para invitarlo a ver una convención?

— Sí, claro, osea, ¿ahora?

— Sí, ahora. ¿Sigues viviendo donde siempre? Puedo pasar a buscarte y desde ahí vamos.

— Vale, hasta ahora.

— Adiós.

Con cuidado, dejó que el móvil cayese sobre la cama, siendo él el siguiente en caer sobre el cómodo colchón.

¿Por qué estaba ilusionando a Hyunjin?

Y es que sus dudas sobre si el mayor gustaba de él quedaron totalmente disipadas cuando este le dijo una tarde que sí, que gustaba de él aunque no se conociesen tanto. Al principio no le tomó importancia, porque el mismo Hyunjin le dijo que no buscaba nada con él, simplemente ser cercanos, pero su actitud amistosa lo confundía.

Sobre todo porque no sabía cómo sentirse.

Hyunjin era un buen chico, una persona que se preocupaba por todos e intentaba ser agradable la mayoría el tiempo. A veces notaba que el chico también era algo triste, pero se esforzaba por animarse con lo que sea. Era exigente, pero solamente porque quería entrar a la carrera de sus sueños y lograr ser feliz ayudando a los demás. Es verdad que años atrás si le hubiesen preguntado a Seungmin sobre Hyunjin, este habría dicho que es el chico pelota que siempre hacía rabietas durante las clases si las cosas no salían como quería, pero claramente había cambiado, por mucho que la gente siguiese pensando así de él.

Seungmin sonrió, incorporándose en la cama. Nunca le había interesado alguien de forma romántica, pero sentía que Hyunjin sin problema podría ser el primero. Sus personalidades no podían ser más opuestas, pero era extraño como el ambiente entre ellos era de lo más cómodo.

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