Después de terminar un largo día de clases, me preparo para la salida con las chicas pensando a cuál de mis hermanos tendré que convencer para que me llevé hasta la plaza, porque la verdad no he sacado mi licencia de conducir ya que reprobé el examen, lo sé es algo deprimente, pero estoy segura que esta vez lo pasaré no fue mi culpa que un pájaro chocara en la ventana del auto y yo me asustara, quién no se asustaría, yo digo que fue algo muy injusto pero no importa, la próxima vez me aseguraré que no haya ningún incidente con un pobre pájaro.
Bajando las escaleras divisó a mi posible presa, Ryan, y me dirijo al comedor con la cara más inocente que puedo tener.
—Hola mi hermano querido y adorado del alma, ¿Cómo estas? ¿Qué haces? ¿Necesitas ayuda en algo?—empiezo a bombardearlo de preguntas mientras le masajeo los hombros como la buena hermana que soy.
—¿Qué quieres ahora Ally?—pregunta mirándome con los ojos entrecerrados y frunciendo el ceño.
—¿Qué? ¿Yo? Obvio nada solo quería verte y saber cómo estás, ya sabes para confirmar que sigues vivo y respirando, pues ya lo estoy viendo y quería saber—balbuceo para poder pensar como preguntarle que me lleve a la plaza cuando él me interrumpe.
—Ya mejor dime antes de que me estreses y te diga que no—exclama mirándome serio y con los brazos cruzados esperando mi respuesta.
—¿Me puedes llevar a la plaza porfavor? Dí que sí ándale, sí?—respondo haciendo un puchero y poniendo cara de perrito abandonado.
Esta es una táctica que he perfeccionado para cuando quiero algo, nunca ha fallado...hasta ahora.
—No—dice con una sonrisa de arrogante que me irrita, pero no debo molestarme, debo ganar esto.
Maldita sea piensa Ally, usa ese estúpido cerebro y manipúlalo.
Tú eres mi cerebro.
Pues úsame idiota.
—Dame una buena razón para que no me lleves—exclamo desafiándolo con la mirada, si algo que tenemos los Miller es la competitividad; podré ser la más traumada y enferma mental de está familia pero cuando quiero algo, lo consigo.
—Tengo cosas importantes qué hacer—coloca sus brazos detrás de su cabeza.
Lo está disfrutando el maldito.
Golpéalo en las bolas, nadie nos está viendo.
No puedo hacerlo, así menos nos llevará, pero no es mala idea.
Pensé que era nuestra oportunidad, siempre he querido golpearlo ahí.
Lo sé, pero eso lo dejaremos para otro día.
—¿Y qué son esas cosas importantes?—preguntó desafiándolo con la mirada.
—Cosas que no te interesan—responde levantándose listo para dar por terminada la discusión.
No puedo dejar que se vaya, ya sé, usaré mi ultima arma, mamá.
—¡Llévame o le diré a mamá y sabes que ella te va a obligar y no va a ser nada lindo!—grito con una sonrisa de victoria, lo tengo.
—Aaagh, bien te llevaré, pero, Ally cuando hagas el examen la próxima vez no repruebes por favor—murmura con una mirada de desdén.
—¡Fue culpa del pájaro, no fui yo!—me dirijo indignada al auto pero feliz porque le gané al Miller mas arrogante y tengo un viaje a la plaza gratis.
—Como sea—dice prendiendo el auto—¿Y con quién vas a salir?—pregunta saliendo del aparcamiento de la casa.
—Pues con las chicas, ya sabes—respondo de lo más normal.
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El chico del café
RomanceNo lo conozco en absoluto. Pero estoy segura de que es muy atractivo y muy gruñón. Es muy grosero y se nota que no le caigo bien. Yo solo quiero ser feliz y vivir una vida normal. Pero con este chico nada es normal nunca. Obviamente no me gusta, él...