CAPÍTULO 10

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Decidí salir con Luciana y Tania un plan tranquilo, entramos a un restaurante donde la comida se ve deliciosa, ordenamos lo que vamos a comer y nos dedicamos a hablar un buen rato.

—¿Entonces ya te cogiste a Miguel? —le pregunto a Luciana dedicándole una sonrisa llena de satisfacción.

—Estás loca —dice mientras me mata con la mirada.

—No eres la única que piensa que estoy loca —le sonrió —¿Tú cómo vas con Danniel? ¿Algún progreso? —le repunto esta vez a Tania y ella agacha su cabeza

—No seguiré insistiendo, Danniel no siente lo mismo por mí —dice con un tono de voz un poco triste.

—¿Te darás por vencida? Se lo dejarás a otra —digo —Danniel es muy reservado y no abre fácilmente su corazón, ¿Sabes por qué? —le pregunto.

—Claro, yo también conocí a Cynthia, ella estuvo un tiempo en la universidad —mi día se daña al escuchar ese nombre y Luciana me mira con esos ojos cálidos.

—Esa perra no merece el amor de nadie —digo un poco enojada.

Nos traen nuestros almuerzos y se nos va el día entre charlas y demás, cada una tomamos caminos separados y antes de llegar a mi apartamento decido entrar a una tienda, quiero un poco de helado y debo comprar más vino, ya que la última botella que tenía la acabe la última vez que Alan fue.

Dejo todo en la mesa y camino hacia mi cuarto para tomar una ducha, salgo un poco más relaja y tomo una copa de vino mientras entro a mi cuarto de relajación, mientras voy tomando el vino observo la pintura que he estado haciendo de Alan, está quedando muy bien y ya estoy próximo a terminarlo y la verdad no sé qué voy a hacer con ella, no quiero que piense que estoy sintiendo algo por él.

Me quedo admirando el cuadro por un largo tiempo y llega una idea bastante loca a mi cabeza, es en ese preciso instante donde creo que el alcohol ha invadido mi mente y decido hacerle una videollamada a Alan sin importarme lo tarde que está. El teléfono suena una, dos, tres y cuatro veces hasta que por fin decide atender mi llamada.

—Tu sí que estás loca —dice soltando una sonrisita.

—Loca y jodida —me rió y observo atentamente su rostro de recién levantado con su cabello alborotado —Interrumpo algo importante señor sexy.

—¿Estás ebria? —pregunta un poco escandalizado —¿Dónde estás? —vuelve a preguntar.

—En mi apartamento disfrutando de una rica y deliciosa botella de vino —hace un gesto de negación y eleva la comisura de sus labios en una sonrisa —está haciendo un poco de calor —digo mientras me quito el camisón para quedar solo en una diminuta braga.

—¿Qué quieres hacer? ¿Sabes que estamos dispuestos a complacernos? —dice con esa voz ronca.

—Quiero cumplir esta fantasía que tengo hace mucho, quiero tocarme hasta el punto de tener un orgasmo intenso mientras un chico sexy me mira y se me ocurrió que puede ser en este momento —estoy muy ebria y he perdido cualquier pizca de pudor y vergüenza que pueda existir en mí.

—Será un placer cumplir tus deseos.

Salgo del espacio que dedico en pintar para buscar un lugar más cómodo, llego hasta mi cuarto, me golpeo con algo y maldigo, escucho a Alan soltar una carcajada.

Acomodo mi computadora en un lado de la cama para que este sexy hombre pueda ver todo el espectáculo y reproduzco I See Red en modo aleatorio y me incorporo en mi cama con uno de los audífonos inalámbricos en mi oído; Quiero que escuche cada gemido.

Cerré mis ojos y empecé a masajear con una mano lentamente mis pechos mientras que con la otra iba descendiendo lentamente hasta llegar a mis bragas y acaricie mi clítoris por encima de ella y deje escapar un gemido y escuche cuando Alan me pidió que abriera los ojos, pude ver como él también se encontraba masajeando su erección.

AVA. © (POR CORREGIR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora