CAPÍTULO 41

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Antes de que inicie a leer, en vista de que hay muchas personas que le está gustando la historia, por favor no sea tacaño y comente así sea un emoji no sabe lo feliz que me pone cuando llega una notificación y es un comentario de ustedes.


 —Dos cosas —dice Miguel acercándose —¿Qué haces aquí? Se te dijo que no te queríamos cerca de Ava.

—Yo tengo el mismo derecho que tú, para estar aquí —dice Alan enfrentándolo.

—Tú perdiste el derecho cuando la engañaste —¿Cómo sabe Miguel eso? No creo que Luciana se lo haya dicho —segundo, ¿no puedes aceptar su respuesta? Ella no quiere casarse contigo.

Miguel queda a pocos centímetros de Alan y sé que nada bueno viene aquí. Lo sujeta del cuello de su camisa y lo acorrala contra la pared.

—Ya veo porque Danniel insistía en que no te acercaras a ella, eres igual al bastardo de Lukas —dice Miguel mientras ajusta su agarre.

—No soy igual a él, y eso se los voy a demostrar, a toda tu familia, voy a demostrarles que yo merezco estar con Ava y mis hijos —dice Alan mientras empuja a Miguel —porque son mis hijos y no voy a estar ni un segundo lejos de ellos, nadie me lo impedirá.

—Eso lo veremos —dice Miguel mientras lo suelta y se aleja un poco.

Entiendo por qué Miguel se comporta así, él es testigo de todo lo que sufrí con Lukas, pero Alan no me ha hecho ni la mitad del daño que causo Lukas en mí.

—El doctor ya dio el alta —dice Miguel mirándome —madre está esperando en tu casa.

—¿Por qué le dijeron? Yo estoy bien, los bebes están bien —no quería preocupar a mis padres.

—Sabes que no estás bien, y por eso necesitas a alguien que te cuide.

—Si sigo así, voy a ser una carga para todos ustedes.

—Nunca serás eso, eres lo más valioso de esta familia y ahora tienes los herederos de la familia Meyer —dice Miguel mientras recoge mis cosas.

Alan no se ha movido del sitio donde está, me ha observado todo el tiempo, sus ojos reflejan tristeza y sé que es porque la confianza que le tenía mi familia ha desaparecido.

—No puedes tratarlo así —le digo en voz baja a Miguel —quieras o no, él es el padre de tus sobrinos.

—No puedes perdonarlo tan fácil —dice mientras me dedica una sonrisa —Danniel me ha contado parte de lo que paso, pero no se la deje fácil. Hazlo sufrir un poquito.

—Ya ha sufrido demasiado —juego un poco con mis dedos —no quiero que sufra más —hablamos lo más bajo posible para que Alan no nos escuche, pero creo que eso es imposible.

Alan sale de la habitación mientras que yo entro al baño para quitarme esta bata que detesto, los hospitales deberían tener pijamas que te hagan lucir bien, esto solo te hace ver más mal de lo que estas.

Estamos a punto de salir cuando entra Alan junto con el doctor que me atendió el día de ayer.

—Señorita, la veo mucho mejor —dice el doctor mientras revisa unos papeles.

—Créanme, estoy y me siento mucho mejor.

—Debe cuidarse mucho, recuerde que está embarazada de tres bebes, así que le recete unos medicamentos y suplementos para que su salud mejore un poco más; debe guardar reposo por quince días como mínimo, nada de fuerza, estrés... —lee las recomendaciones mientras Alan recibe los papeles.

AVA. © (POR CORREGIR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora