Oneshot

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Suspiré por sexta vez con la mirada hacia el chico castaño frente a mi. ¿Podía ser más perfecto? No lo creo a mis ojos el era la mejor descripción hacia la perfección. Oí una risilla a mí lado. Me voltee viendo a mi amigo Álex riéndose de mi en mi cara.

— Estás tan colada por ese chico que pareces hechizada cuando te le quedas mirando.

Ni si quiera le respondí. ¡Era verdad! ya ni siquiera lo trataba de sacar de mi mente. Cada vez que lo estaba logrando llegaba el y ¡Pum! hacia algo que volvía a caer a sus pies. Era una rutina sin ningún fruto, a fin de cuentas yo seguía de acosadora y el seguía sin saber mis sentimientos. 

Por eso ya me estaba cansando de todo esto, quería olvidarlo. O al menos hacer que me dejara de gustar. Dejar de lado está atracción enfermiza que se a estado creando desde el principio.

La primera vez que nos vimos fue por los pasillos de el instituto en segundo año. Si, llevaba un año gustando me.

Llegaba tarde a clases era mi primer día y ya me había quedado dormida, ¿pero a quien iba a engañar? estaba bien cómoda en mi cama como para levantarme.

Así que ahora estaba corriendo por los pasillos y mi mochila al hombro mientras en el proceso sacaba los materiales para mi primera clase.

Un fuerte impacto me hizo caer hacia atrás dando una punzada un mi trasero por la caída, solté un quejido e hice más drama de lo normal. Lo típico de mí.

Al alzar mi vista me encontré con un chico muy bonito acariciando su pecho, tal vez de ahí fue que me di el golpe. Conectamos miradas por unos instantes los cuales me quedé totalmente helada ante la mirada penetrante del chico.

— L-Lo siento. — dije un poco tivuteando. — No miraba por donde iba y por eso choque contigo.

— No te preocupes. — sonrió mostrando una dentadura perfecta y blanca. — Yo tampoco estaba prestando atención. — baja la vista a sus pies.

Entonces había recordado que tenía clases y llegaba tarde lo cual me hizo dar un brinco y asustar a el chico a mí lado.

— Llegó tarde a clases. — chillo y salgo corriendo dejándolo allí.

Ese mismo día pocos segundo después de que la profesora me diera un regaño por llegar tarde apareció el y entonces había sabido que era estudiante de intercambio y que era nuevo en la cuidad.

Jeon Jungkook.

Así se llama el chico que me hace suspirar. Que me tiene en una nube de iluciones que en cualquier momento podré caerme y extrelllar me contra la tierra realidad.

Llevaba pensando en ello hace varios días. No podía seguir así como estaba. Llevaba más de un año así, tonta por alguien que no se fijara en mi. Y cada vez con menos esperanzas y más desilusiones.

El timbre sonó recordando la hora del almuerzo, calmadamente recogí las cosas de la mesa. Álex ya con la mochila en la mano me esperaba en la puerta, camino junto a él por los pasillos hasta llegar a lo que se denominaría Jungla. O sea me refería al comedor. Álex y yo le habíamos puesto aquel apodo por el comportamiento de los estudiantes en el sitio.

Como siempre solíamos hacer tomábamos algo de la máquina expendedora y nos íbamos para el último piso de la escuela donde casi nadie pasaba.

Está vez Alex salió primero hacia nuestro lugar, yo me quedé comprando un paquete de galletas de Oreo y una caja de jugo de manzana. Para mí mala suerte, no salía el mísero paquete de galletas y no tenía más dinero, aparte que lo creía una estafa. Había pagado por comprarlo y ahora no lo tenía.

3 de Diciembre ||J.JK|| ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora