Un conejo entre lobos

Capitulo 40

Cometí un error en la fecha de actualización del último capítulo. Esta historia se actualiza cada dos semanas, pero como las otras son cada 7 días, a veces me equivoco y hago una espera de 7 días. Mi error. Por lo general trato de tener cuidado con eso, pero ocurre algún error extraño.

Arte de la portada: Serox

Capítulo 40

Fue perturbador ver cuántas personas que venían a ver las peleas eran de Atlas. Ciel sabía intelectualmente que Atlas tenía un problema con su discriminación de fauno; no todas las quejas pueden ser falsas ni todas las noticias inexactas. Sin embargo, siempre había asumido que era exagerado. No puede ser tan malo. Conocía a los fauno y sabía que nadie los juzgaba.

Aparentemente, fue tan malo. La sala vacía que la Legión había convertido en un foso de combate y las gradas se estaban llenando rápidamente, y por los colores y atuendos que apostaría, más del sesenta por ciento de su clientela era de Atlas. El resto eran una mezcolanza de nacionalidades, la menor de ellas de Vacuo.

Al general Ironwood no le iba a gustar esto. Si bien estar involucrado en detenerlo todo se reflejaría bien en él y en su escuela, aún sería un gol en propia meta cuando la gente se enterara de cuántos ciudadanos atlesianos habían sido arrestados. Habría que hacer un espectáculo para castigarlos con dureza. Técnicamente, habían violado la ley en la tierra de Valean, por lo que dependía de Vale hacer cumplir la ley, pero como era el Festival Vytal y Atlas eran aliados tan cercanos que la patria podría solicitar su extradición en lugar de cargos en Atlas.

Si esos cargos se consideraran demasiado indulgentes, o peor si los cargos se retiraran por completo, entonces sería un golpe ridículo para la imagen de Atlas entre los fauno, y probablemente el mejor mensaje de reclutamiento que el Colmillo Blanco podría pedir. Ciel estaba seguro de que el general Ironwood tomaría la decisión correcta; la cuestión era si el Consejo de Atlas lo seguiría o se aferraría tercamente a los suyos.

Todos esos pensamientos burbujeaban enojados en su cabeza, pero la razón de su creciente rabia no eran ellos. No completamente. Eran las manos acariciando sus piernas y vagando lentamente más y más alto.

"Hmm. No hay nada aquí." El lujurioso miembro de la pandilla le palmeó los costados y luego la falda, haciendo que Ciel temblara mientras le tocaba el trasero. "Tengo que asegurarme de que no haya soplones. Tú me entiendes. No hay suciedad que intente picar nuestra operación".

"Ellos saben más", dijo el hombre que buscaba a Penny de manera similar en lo que Ciel supuso que debía ser un gesto reconfortante. Muchos de los invitados que vienen aquí naturalmente estarían preocupados por ser atrapados. "El último que lo intentó se jodió. Enviado de regreso con la lengua arrancada. Los policías se han estado orinando en los pantalones desde entonces".

Dos palabras. Toro y mierda. Como ciudadana atlesiana, Ciel no siempre tuvo las mejores opiniones de los otros reinos, pero incluso ella se negó a creer que la fuerza policial ignoraría los graves daños causados ​​a uno de sus oficiales. Sería una excusa suficiente para traer cazadores para aplastar a Legion, y ellos habían hecho su propia investigación sobre la pandilla antes de venir aquí. No se formularon cargos de ese tipo contra ellos. Según todos los informes, fueron vistos como un grupo estúpido de gamberros descarriados pero, en última instancia, inofensivos. El vandalismo, los grafitis y los robos ocasionales eran su modus operandi. Nadie había sospechado de ellos este nivel de depravación o eficiencia.