Capitulo 3.- Día Largo

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La sala de juntas se encontraba sumida en un silencio total, Beatriz se encontraba sentada en la cabecera de la mesa, nerviosa por la plática que iban a tener. Marcela ya se había encargado de darle los detalles necesarios para saber que él la amaba dese hace mucho tiempo.

Armando sabía lo que iba a decir, durante muchos días lo tuvo claro. Sabía que debía ser completamente honesto con ella, no debía ocultarle nada, debía decirle cada uno de los detalles de ese juego siniestro. Le iba a explicar cuando supo que estaba enamorado de ella y todo lo que sufrió cuando ella se fue. No quería sonar como un mártir, pero era la única manera que ella podría convencerse de su amor.

-Usted tenía razón Doctor, este asunto no fue complicado de resolver- dijo ella tratando de romper el silencio

-Daniel solo se interesa por el dinero, no se iba a arriesgar a perderlo todo.- menciono Armando.

- Gracias Doctor, por haberse quedado para ayudarme con Daniel, pero sobre todo por aceptar trabajar a mi lado.- su voz sonó sincera.

- Beatriz, usted sabe que eso para mí no es un sacrificio, al contrario es todo un placer. – dijo esto mirándola a los ojos. – Soy yo quien debo agradecerle la oportunidad que me da de estar a su lado y escucharme.

-Sobre ese tema Doctor, como se lo dije hace un rato, no creo que lo debamos hablar en este lugar.- dijo nerviosa – Los dos sabemos que estas paredes tienen oídos, ese tema solo nos incumbe a usted y a mí.

- Lo entiendo Beatriz, usted dirá cuándo y en donde – Dijo Armando de manera tranquila

- Usted decida el lugar Doctor, conoce más lugares que yo. Solo le pido que sea un lugar donde podamos hablar sin que nos interrumpan. – menciono ella un poco ansiosa.

En ese momento llamaron a la puerta, los dos sonrieron, definitivamente Ecomoda no era el lugar para hablar. – Adelante- dijeron al unísono.

Entro Aura María, para informales que Don Hermes había llegado buscando a su hija y la esperaba en presidencia.

- Por favor dígale que en seguida estoy con el- Le indico Betty a la secretaria. – Doctor usted me avisa a qué hora es la reservación- dirigiéndose a él.

- Si claro Beatriz, yo le aviso. – dijo el mientras ella se levantaba de su asiento. – Gracias.-

Al cruzar el umbral de la puerta Betty suspiro profundamente, era tanto el nerviosismo que sentía cada que estaba a solas con el que casi no podía respirar. En ese momento todo el cuartel se acercó a ella, ansiosas de saber lo sucedido.

- Betty, vimos al Dr. Valencia salir muy enojado, ¿eso quiere decir que ustedes se quedan?- Dijo Sandra.

- ¿Lo perdonó? ¿Se besaron? – Pregunto Bertha – Díganos algo, que nos morimos por saber el chisme.-

- Tranquilas muchachas- les pidió Betty – Efectivamente el Dr. Armando y yo, seguiremos ocupando nuestros puestos y respecto a sus preguntas Bertha, la respuesta es NO.

- ¿Pero cómo así mijita? ¿No perdonó al triple papito de don Armando? – dijo desilusionada Aura María.

- Eso aún no lo hemos hablado, lo importante era salvar la empresa de las garras del Doctor Valencia. – Dijo un poco enojada – Por lo pronto regresen a trabajar, no quiero que tengan problemas con Doña Marcela o con Gutiérrez.

Beatriz las dejo ahí y se dirigió a su oficina con pocas ganas, no tenía ánimo de escuchar a su papa ni sus cuestionamientos. Seguro le reprocharía que la noche anterior llego muy tarde de su salida con Michelle y le repetiría que "el diablo es puerco".

- Hola papá ¿Cómo le va?- lo saludó al entrar.

- Mal Beatriz, imagínese... desvelado, después de esperar hasta que la señorita se dignó llegar anoche.- Le dijo en tono de recriminación – Además cuando me levanté, usted ya no estaba y la alcahueta de su mamá me contó que el día de hoy iba a renunciar. ¡Explíqueme!

- ¡Ay papá! Primero, no sé porque se tuvo que desvelar, usted sabía que iba a tardarme, además no andaba sola. Iba en mi propio coche y ya no soy una niña. Segundo, lo de la renuncia fue un mal entendido. - le dijo ella un poco harta de los reproches.

- Beatriz, usted es un niña de casa y no debe andar hasta altas horas de la noche fuera de su hogar y menos acompañada de un hombre... recuerde que "el diablo es puerco".

- Pero si Michelle le cayó muy bien y usted me dio permiso de salir con él, además yo se cuidarme sola.

- Pero a mí no me gusta y punto. Soy su padre y debe obedecerme.- Le hablo con tono autoritario. – Si dice que lo de la renuncia fue un mal entendido, significa que rechazará el puesto en Cartagena ¿verdad?

- Por el momento sí, una vez que acabe todo el asunto de Terramoda contra Ecomoda, veré si Michelle aún tiene el puesto disponible y me iré. – dijo decidida.

- ¡Pues esa idea no me gusta! El ambiente de lugares como Cartagena seguro no es bueno. Hay muchas fiestas, alcohol y mujercitas alocadas. No quiero eso para usted.

- Mire papá, los valores y educación que usted me dio no se me olvidarán, sin importar el lugar en el que yo esté. Así que no debe preocuparse. Ya soy una adulta que puede tomar sus decisiones y el rumbo de su vida. – trató de explicarle Betty.

- Bueno, bueno, eso luego lo hablamos. Por cierto, recuerde que el día de hoy tenemos un compromiso con las hijas del viejo Lázaro, la quiero temprano en casa.- le recordó Don Hermes.

Betty no recordaba ese compromiso, seguro era por las pocas ganas que tenia de ir. – Papá, no estoy segura de poder ir, aquí tengo todavía mucho trabajo. – dijo recordando la cita con Armando. – Deberían ir solo usted y mi mamá.-

- Nada de eso Beatriz, no le puede hacer ese desaire a las hijas del viejo Lázaro. La espero temprano en casa. – Don Hermes se paró de la silla y se despidió de su hija sin darle tiempo de hablar.

Ella solo se quedó sentada, pensando en el día tan pesado que había tenido. Primero el gran enojo que tenía con Don armando, luego el miedo de no volverlo a ver, después la charla tan incómoda y reveladora con Doña Marcela y por ultimo todo lo relacionado con Daniel Valencia. Estaba exhausta. Por si fuera poco debía ir con su familia a escuchar las historias del tío muerto. Ver a su padre tomar whiskys de más, mientras presume lo buena que es su hija.

Cuando realmente lo que ella deseaba era estar en los brazos de Armando. Sentir nuevamente su calor, sus besos, su amor. 

Hola a todos.

Lo prometido es deuda. Aquí tienen otro capítulo de esta historia.

Espero sus comentarios.

Saludos.

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