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          丂alio lo más rápido que pudo decidió a la panadería Mellark, lo que iba hacer es arriesgado y tonto, más lo pensó mucho antes de tomar valor a pedir nuevamente ayuda.

Y todo por Benjamín, si, estaba en peligro. Y si, salía seleccionado para esta cosecha como lo había planeado, lo primero que haría la Bruja Sicópata en su ausencia será ejercer su “castigo” al menor, cosa que ha tratado de evitar para que en su momento de libertad deje pasar. No, Arthur no está dispuesto a dejar que Benjamín pase lo mismo por lo que sigue pasando.

“Por favor, si existe dios...te suplico, ten piedad no conmigo, más bien con Benjamín y Mark, que no se merecen sufrir. Te ruego, ayudame a mantenerlos protegidos, ha salvó de las garras de quienes intentan hacerles daño ”—pide con todas sus fuerzas, ser escuchado por cualquier deidad.

En caso, existiera.

Sus pasos se vieron detenidos, al igual que sus pensamientos al divisar la panadería Mellark. Los nervios le invaden olvidando su principal objetivo, frota sus párpados para eliminar cualquier suciedad que no haya limpiado antes, al mismo tiempo que arregla su bufanda que apesar de no hacer tanto frío lo lleva para cubrir sus horrendos hematomas.

"Bien, todo está en orden. Tu puedes"—se alienta, antes de seguir avanzando.

Sube los escalones rápidamente, esperanzado a nadie este dentro, ya que casi sería la hora para la cosecha.

En su campo de visión, la espalda amplia de un pelinegro hablando con el señor Mellark; dueño de la panadería se ve através de la rayada ventana.

“¿Que están?. Oh, es ese chico cazador”.

Se queda viendo los, através de la ventana y la puerta transparente que obstaculiza saber qué animal estan intercambiando.

"¿Esto no se llamaría espiar?. Bueno, que importa, debo regresar antes que ocurra algo con Ben".

Empuja la puerta, asiendo sonar la campanita que está arriba de la puerta, llamando la atención de los otros dos hombres que hacen negocio ilegal.

—Buenos días, Arthur —amistoso, saluda, el dueño al adolescente.

Apesar que su segundo hijo dejará de ser amigo del pelirrojo, por influencia he insistencia de su esposa; que tenía un resentimiento antiguo con la Madre del muchacho y los miles de chismes que corría por el distrito doce de la mujer, no dejo que influyera en su negocio, pues cuando Arthur venía a comprar, se los vendía sin dudarlo, pagando el precio otorgado siempre.

El señor Mellark, siente pena; por la vida dura que lleva, pues sabe que todos los rumores que corrían de Arthur Cross eran ciertas, no lo juzga o discrimina por su camino para sobrevivir. No se atreve hacerlo, después de escuchar por accidente la conversación de Peeta y su segundo hijo; antes amigo del bastardo Cross.

“Pobre muchacho ”—piensa.

—Buenos días, señor Mellark -—saluda mostrando una débil sonrisa, por educación.

—¿Irás hoy al quemador a comprar carne?. Si es así, te recomiendo que lo compres aquí, Gale tiene ardillas —-señala al otro adolescente, mucho más alto y musculoso.

Ambos, se tensa al escuchar la sugerencia del hombre mayor.

"Definitivamente, no, gracias".

-—Lamento decir esto, pero esa, es la única presa que me queda —comenta, indiferente a la otra presencia.

—Oh, ¿es así? —interroga, notando las palabras del muchacho. —Disculpa Arthur, fue error mío —se dirige al pelirrojo.

"De todos modos no planeaba adquirir alguna de sus presas, se que me odia y por más necesitado de dinero. Su orgullo y moral no cedería a que le dé un par de monedas".

ᗩᗷᔕTᖇᗩᑕT ᖇEᗪ    [Peeta Mellark]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora