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Capítulo 1

PRESENTE

Charlie

Hola. No soy bueno ni el mejor expresando lo que sucede y sucedió en mi vida, no soy cursi, pero detallo un poco mis desgracias personales. Quise repasar un poco el buen desastre que soy.

Recuerdo que hubo un tiempo en el que el amor de mi vida y yo no queríamos vernos ni en pintura, pero luego todo cambió y percibí otra realidad a su lado. Su realidad fue otra. Entendimos varios conceptos de la vida, que nos sugirió para vencer los obstáculos; yo pasé esa prueba.

Becca tuvo muchos tropiezos que la detenían para continuar con su vida. No se percibió fuerte. Pero ahí estuve yo para fortalecerla y recordarle el valor significativo que tenía para sujetos que la adoraban. Uno era yo.

Iniciaré yo por contar un corto fragmento de su vida.

• • •

PASADO

Había decidido por ir a casa de Becca a desatar el malentendido que hubo entre nosotros. Una chica, que no conozco, se me tiró encima y me robó un beso sin mi consentimiento. Anteriormente, ya por fin pude acercarme a Becca y poder llegar a, por lo menos, tener algo pequeño con ella y hacerlo crecer. Desgraciadamente, apareció aquella sujeto para pinchar mi globo.

Cuando veo a aquel cuerpo pequeño, pero encantador de Becca, me paro y la busco para poder conversar.

—¿Tan descarado eres para acercarte a mi casa? ¿Tan pocos valores? Lárgate. No tengo ganas de verte.

—Las cosas no fueron de esa manera. Permíteme explicarte.

—Te revolcaste con tu amiga, ¿qué es lo que me quieres explicar? ¿Acaso tus posiciones para follar? No me jodas. Quiero estar en paz.

Dice eso y en segundos me cierra la puerta la puerta en la cara. Maldigo el momento en que acepté ir a ese festejo. Si supiera que para mí es ella la persona que quiero.

Ya rendido, regreso a mi casa porque en dos horas comenzaré a trabajar. Soy repartidor. Trabajo para mi tío. Repartiendo pedidos de su mano, la verdad es que se gana muy bien. No me puedo quejar.

Desde entonces, no me he vuelto a acercar a Becca y tampoco a su casa. Le quise dar su tiempo, a pesar de que se haya equivocado por no escucharme. La comprendo, igual yo me hubiese enojado y hubiese hecho oído sordo.

Pasó el tiempo. Dos años. No supe más de la pequeña Becca, la cual me enloquecía con su forma de ser y con su sonrisa que iluminaba mis días de mierda. Extraño su cuerpo. Absolutamente todo de ella extraño, y no ha pasado un momento en el que no la piense e imagine el estar con ella. Supongo que así lo quiso la vida. No era el momento. Tampoco lo es ahora y lo será luego.

Ahora trabajo en un supermercado, comencé hace unos pocos meses y me viene muy bien. Aún no dejo de trabajar de repartidor para mi tío, más que ganar dinero, me gusta apoyarlo y darle una mano con sus emprendimientos. Él siempre ha estado.

—¿Tienes ideas de los precios? —apunta a mercancía nueva Kally, pero yo estoy en otra nube.

—No.

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