O

91 14 6
                                    

Capítulo 8

PRESENTE

CHARLIE

Suelo viajar en subte a menudo, llevando siempre mis audífonos y oyendo música que me haga recordar mis buenos momentos pasados. Mi idea era soltar por siempre aquello, sin tirarlo a la basura y olvidarlo, pero sentí querer repasar la parte más importante de mi vida.

Deseé tener cómplices que conocieran mis mejores y peores momentos.

• • •

PASADO

Es falso cuando confieso no haber pensado en Becca y en cómo estaríamos en lo actual. Juro que es un dolor inmenso, que no puedo destruirlo y desaparecerlo de la noche a la mañana. Me consume. Me pierdo cada vez accedo a recordar todo con dolor. Si tan solo tuviera la fortaleza que ella ha tenido desde siempre, que pueda continuar con su vida, aún teniendo un dolor muy fuerte y que la vida le ponga retos difíciles.

Ella puede con todo.

Becca ha podido con todo. Es una guerrera por naturaleza y aunque no tenga tanta seguridad en sí misma, saca fuerzas de donde sea y juro que sí va a por todo. Tiene un valor tan enorme para hacer crecer lo que fuese, aunque internamente esté destruida. Ella tiene luz propia.

Durante los meses que han pasado decidí aceptar tomar las riendas del Starbucks de la persona que siempre ha tenido fe en mí, que es nada más ni nada menos que mi tío Leonardo. Llevo invirtiendo allí todo mi tiempo, no llena y quita el vacío, pero me ayuda a olvidar que alguna vez la he cagado.

(...)

—¿Qué quieres de comer? Mucho no tengo qué ofrecerte. Lo máximo es un humilde vaso de leche —Charlotte responde a mi seña anterior cuando le enseñé mi abdomen y enseguida notó que tenía hambre.

—¿Es en serio? Hasta un tipo que vive en la calle me ofrece más —me quejo y reviso hasta lo que se encuentra vacío.

Ella bufa. Pedimos delivery. Comimos y me ha escuchado como siempre lo hizo desde que la conocí, me prestó sus oídos e hizo de mí una versión mejorada. Soy un Charlie reversionado de mil formas, creo es para bien.

(...)

Admito que no hago las cosas bien del todo en este local, tampoco sigo las reglas e indicaciones que Leonardo ha dejado saber mucho antes desde que yo acceda a hacerme cargo de todo, mientras que él pasa tiempo junto a su familia porque ha pasado por situaciones personales que no lo tienen del todo bien.

—¿Por qué no eliges irte con alguna prostituta? —suelta de la nada Sebastian, quien suele acompañarme en sus ratos libres.

—¿Crees que follando se irá Becca de mi mente? Charlotte ha hecho un buen trabajo desde que comenzamos a vernos, pero... —bebo un poco de agua de mi botella y sin querer suelto su tapa. Escucho que Sebastian golpea sin parar la botella y rápido me paro a ver, me enseñaba señas hacia una dirección... Oh no, oh no. Sentía ver un fantasma, como si fuese a propósito que intento apartarla unos instantes de mi vida y aparece a revolucionar una vez más lo poco que ha quedado de mí—. Sonará tonto para ti..., pero siento miedo...

Mi piel se erizó ni bien todas las caricias y besos que le he entregado a aquella mujer han pasado por mi mente. Nuestras noches de puras risas, sexo, cantos a todo pulmón y creyéndonos en un concierto lleno de personas siguiéndonos a nosotros; nuestras comidas quemadas y ¡tantos momentos vividos!

NOSOTROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora