HOLA MI HERMOSA GENTE DE WATTPAD, HEMOS VUELTO CON UN NUEVO CAPITULO, YA SABEN QUE SI LES GUSTO, LES SACO UNA SONRISA O LOS ENTRETUVO, PUEDEN REGALARME UNA ESTRELLITA, NO SABEN CUANTO ME MOTIVA A SEGUIR CON ESTO
BUENO, SIN MAS, VAMOS CON EL CAPITULO
El sol, caliente sobre la piel desnuda de su espalda, la despertó por la mañana. No estaba segura de que tan temprano era. Pero aparte de la hora, todo lo demás quedaba totalmente claro. Sabía con exactitud dónde estaba, en aquella brillante habitación con la gran cama blanca, mientras los relucientes rayos del sol entraban por las ventanas abiertas. Las cortinas tamizaban la luminosidad
No abrió los ojos. Se sentía demasiado feliz como para cambiar nada, no importaba lo poco que fuera. Los únicos sonidos eran los de las aves allí afuera, su respiración, el latir de su corazón
Se encontraba tan cómoda, incluso bajo el frio del invierno. La piel cálida de su amante era el antídoto acertado contra el frio. Tumbada, atravesada sobre su pecho helado, ceñida apretadamente por sus brazos, se sentía muy a gusto, muy natural. Se pregunto con pereza cómo había podido esperar tanto para actuar. Toda aquella espera le parecía ahora por completo estúpida
Sus dedos recorrían suavemente el contorno de su columna, y supo que se había dado cuenta de que estaba despierta. Mantuvo los ojos cerrados y apretó aún más los brazos en torno a su cuello, ciñéndome para acercarse todavía más a él
El no dijo nada; sus dedos seguían deslizándose arriba y abajo por su espalda rozándola apenas mientras trazaba delicados dibujos sobre su piel
Se habría sentido del todo feliz si hubiera podido quedarme allí para siempre, sin perturbar para nada el momento, aunque su cuerpo tenía otras ideas. Se echo a reír cuando escucho su estómago sonar. Parecía algo prosaico tener hambre después de todo lo que había sucedido la noche anterior. Era como si te vieras obligado a aterrizar en la tierra, desde una gran altura.
'¿qué es lo que resulta tan divertido?' murmuró él todavía acariciando su espalda
'parece que una no puede escaparse durante mucho rato del hecho de estar en un cuerpo mortal' rio ella
Pero repentinamente se sintió adolorida. Su primer instinto, fue preguntarse qué era lo que estaba mal. Pensó en lo que había ocurrido, pero no pudo encontrar ninguna nota desagradable en el recuerdo. Todo había sido mucho mejor de lo que esperaba, puesto que ambos se complementaban como dos piezas fabricadas precisamente para eso, para formar las partes de un todo. Esto le produjo una secreta satisfacción, el hecho de que fueran compatibles físicamente, a pesar de sus personalidades opuestas. El fuego y el hielo, coexistiendo ambos de algún modo sin destruirse el uno al otro. No podía haber prueba más definitiva de que se pertenecían
Ella hizo un rápido reconocimiento, estirando su cuerpo de forma automática, contrayendo y relajando los músculos. Sentía una cierta rigidez, y una cierta sensación de dolor también, eso era verdad, pero sobre todo tenía la extraña impresión de satisfacción. Y no era para nada un sentimiento desagradable
Nunca, en todos sus años de existencia, se había sentido mejor que hoy
Con delicadeza y con mucho cuidado estiró su brazo
Ahora la peliplata se dio cuenta del motivo de su ligero malestar. Bajo las sábanas, por toda la extensión de su piel, vio grandes cardenales de color púrpura. Siguió con la mirada el trazo que hacían hasta su hombro, y después vio cómo descendían a través de sus costillas. Libero la mano para presionar sobre un punto de piel descolorida en el antebrazo izquierdo, que repentinamente desapareció donde lo había tocado para reaparecer poco después. Sintió un ligero dolor punzante