GUESS WHO ━ my name

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Salí del apartamento que mantenía en el hotel Liber colocando la contraseña y terminando de arreglar el abrigo negro que hoy usaba debido a las bajas temperaturas que se presentaban por la mañana y por la noche en esta época invernal. Me guíe libremente por los extensos pasillos del hotel mientras saludaba a algunos miembros del programa quienes a pesar de estar resentidos, fingían mostrar un mínimo de respeto hacia mi por ser la mano izquierda del jefe.

—Buen día —saludé a Taeju al bajar al lobby, quien solo asintió.

—Mujin quiere que ayudes a Yoon Jiwoo a adaptarse al escuadrón.

Continúe caminando ignorando las peticiones que Taeju tenía por decirme en nombre de Mujin para cuidar de su nueva protegida. Por más que Mujin tratara de integrar a la novata en la organización como un miembro más de alto rango, aún seguía desconfiando en ella, no tenia razones válidas, pero si Taeju y yo no confiábamos en la misma persona tal vez debía ser por algo. Aunque a final de cuentas, ni siquiera yo creía en el mismo Choi Mujin en su totalidad.

—No voy a ayudarle en nada, en ese escuadrón debe de valerse por sí misma. Es un jodido cabo.

—Órdenes del jefe.

—Creo que ninguno de los dos confía en "esta nueva persona" —lo encaré y presioné mi mano en su pecho deteniéndolo—, y aunque no haya razones válidas algo debe tener, somos los que tenemos la máxima confianza de Mujin.

—Adaptala al escuadrón para que no cometa ningún error y termine por traicionarnos.

—¿Temes que vayan a matarnos? Por favor, eres Jung Taeju.

—Temo por ti, jamás debiste estar en esto Jonyeong —de nuevo empezaba con su pesar por mi destino.

Taeju siempre se mostró desinteresado sobre mi vida, nunca me prestó la suficiente atención o le importó cuando Mujin me reclutó, mantenía esa idea de no dejarse llevar por sus impulsos ni que sus sentimientos interfirieran en su trabajo, pero claramente había decidido hacer aquello a un lado cuando compartimos unas cuantas botellas de soju y terminamos en su habitación hace dos años atrás. Ahora, ambos dábamos lo mejor de nosotros por mantenernos alejados aunque aquellas antiguas sensaciones continuaran llamándonos.

—Él me ofreció formar parte de esto y yo acepté, no puedes negarte ahora.

—Debes cuidarte —dio un paso al frente buscando mi mirada—. Debes salir de esto ilesa y con tu reputación intacta. Necesitas otra nueva vida.

—No creo que la vida me haga merecedora de una tercera oportunidad.

—Mujin tiene una, yo tengo una, incluso ahora mismo te estoy dando una cuarta.

Indirectamente sabía a lo que se refería.

Mi primera oportunidad fue cuando me conoció y me odió, la segunda cuando decidió dejar sus prejuicios atrás y la tercera, cuando terminamos traicionando la lealtad a nuestro jefe...

—Necesitamos terminar con esto de una vez por todas Taeju.

—¿No lo hicimos ya cuando Mujin se enteró y me cortó medio dedo? —juntó ambas cejas fingiendo estar confundido—. No tengo un dedo, pero aún puedo sentir la piel de tu cadera con el tatuaje.

Negué no queriendo que siguiera, Mujin lo había dejado muy en claro cuando dijo que nos mataría si se sabía algo como aquello de nuevo, y como ambos bien sabíamos: Choi Mujin era un hombre de palabra.

—Olvídate de mi, Taeju. Intenta olvidarme por el bien de ambos.

—No es tan fácil Jonyeong. Sabes que no.