CAPITULO 3O

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El mar se ha secado, ya no hay luz, ella se ha apagado.

El corazón es tan poco precioso como el alma divagando en el valle de la oscuridad. Lo supe desde el primer momento pero me negué admitirlo ya era hora y me alegraba haber salvado una vida antes que la mía propia.

Le mentí... el cambio porque creyó en mi palabra después de todo y yo no quería que volviera a culpar a un inocente, quería que la amara como me ama, lo único que quise fue asegurar su felicidad aunque mi vida llegara a su fin.

Era el momento de unirme a los míos.

HORAS ANTES.

Por primera vez me sentía contenta, satisfecha y no culpable por haberle mentido a mi esposo y obligado a los doctores a mentirle sobre mi proceso durante estos meses. Él lo ha estado aceptando y eso es suficiente para mí. Por lo menos si no llego a sobrevivir me iré en paz sabiendo que mi hija será amada por su padre.

La fiesta que preparamos para nuestra hija estuvo increíble, y la familia de mi marido por primera vez dejó sus prejuicios y me trataron con más cortesía. Cuando aquel helicóptero paso sobre nuestras cabezas esparciendo humo rosa la emoción no me cabía en el pecho. Mat me tomo entre sus brazos alzándome y girándonos. Planta sus labios en los míos ambos nos besamos con todo el amor de nuestros corazones, transmitiéndonos lo que nuestras bocas en este preciso momento no pueden. Me siento amada, adorada por el hombre frente a mí, me siento feliz aunque la tristeza ya sea parte de mí y sabía que no duraría para siempre nuestro amor. Fui al baño media hora después, necesitaba mojar mi rostro cansado, aunque la molestia en la parte baja de mi vientre me hacía estremecer la piel. Estaba por salir cuando alguien entra al baño.

Ella...

—Así que le darás una bastardita a Mati —la sonrisa guasona que me da me hace retroceder.

—¿Qué es lo que pretendes? —ella me barre con sus ojos con ese desprecio en ellos.

—La verdad que nada, Mat te dejara en el primer momento en que vea tu cuerpo destruido por el embarazo, él no es como los demás hombres, ama las mujeres de buenas curvas y piel tersa, te dejara en el primer instante que vea como queda tu cuerpo flácido y lleno de estrías.

—¡Cállate! Tu no conoces a mi marido —mis dientes rechinan por la rabia y el dolor que se está formando como una bola caliente en mi estómago —¿Por qué has venido, no eres bienvenida y yo no te invite?

—Sara es mejor amiga de mi madre, ella me quiere a pesar de que Mat termino conmigo, digamos que siempre fui su nuera favorita y ahora estoy dispuesta a recuperar a Mathew. Soy paciente sé que te dejara junto a esa bastard...

Mi mano impacta contra su mejilla. Laura me mira con sorpresa en sus ojos y por instinto estira su mano para jalar de mi cabello pero este se desliza de mi cabeza. La tensión, el dolor en lo bajo de mi barriga no me hace mover. Ella me mira sorprendida y antes de que pudiese decir alguna palabra sobre lo que ve frente a ella Mat aparece.

No me muevo, no digo ni una sola palabra. El saca a la mujer rastra insultándola y sacándola de la casa. Yo me mantuve allí... aun sin voz, sentí como un líquido resbala por mis piernas y el dolor se intensifico.

—¿Mi amor, te encuentras bien? —pregunta preocupado, niego. — ¿Voy a matar a esa infeliz, dime que te hizo mi cielo? —se acerca para ayudarme pero me alejo.

—Estoy bien, ella solo vino a tratar de humillarme —mi voz se apaga en cada palabra —solo ayúdame a sentarme —toma mi mano pero en el primer intento en moverme me parto de dolor.

UNA LUZ PARA VIVIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora