Siempre Por Ti - Omegaverse ╱ Marcanne

Capítulo Único

Había sido a los dieciséis años cuando Marcy descubrió la jerarquía de la cual era parte. No le molestó saber que dentro de su pequeño círculo de amigas, ella era la única omega, pues tanto Sasha como Anne pertenecían al linaje alfa. A decir verdad, su condición nunca representó un inconveniente a la hora de estar con ellas. Gracias al avance de la ciencia, existían supresores con una eficacia indiscutible, por lo que podía convivir con sus amigas con total normalidad, incluso en sus días más "complicados".

Esa tarde no fue una excepción. Las tres se reunirían a estudiar en su casa para los exámenes de final de semestre. Dado que Marcy era la mente brillante del trío, Anne y Sasha le habían solicitado su ayuda para prepararse con antelación. En parte, era una excelente oportunidad para divertirse luego de que la sesión de estudio finalizara.

Marcy apagó el computador, luego de haber estado jugando en línea por unas horas. Se desperezó estirando los músculos entumecidos, y miró la hora en su reloj de pared; sus amigas no demorarían en arribar. Se levantó de su escritorio y se dirigió a tomar un refrescante baño. Todo marchaba en perfecto orden, hasta ese momento. Sin embargo, minutos después de haber salido de la ducha, empezó a abrumarla un extraño bochorno. En un inicio no le prestó la debida atención, solo continuó con su rutina. Podía ser tan torpe, aun cuando a llevar una gestión de su ciclo de celo se refería.

Justo el día en que Anne y Sasha estarían con ella durante un tiempo bastante considerable, el dichoso celo aparecía. Y no era como si no confiara en sus amigas, pero, usualmente, el primer día del celo solía ser demasiado intenso. Al menos las horas iniciales antes de que los inhibidores surtieran efecto. Sería como ofrecer un jugoso trozo de carne a un par de indigentes hambrientos.

Corrió a la cajonera de su armario y comenzó a rebuscar entre sus pertenencias, arrojando algunos objetos a su paso. Encontró un frasco de pastillas, tragó en seco cuando se percató de que estaba vacío. Escalofríos viajaron a través de su espina dorsal. Maldijo por lo bajo su actitud descuidada. No había nadie en casa, de tal modo que no tenía forma de conseguir supresores ese mismo día.

El móvil que estaba en el bolsillo de su falda sonó, provocándole un sobresalto. La vibración que se producía peligrosamente cerca de su muslo, no hizo más que empeorar su delicada condición. Contuvo un jadeo involuntario y rápido sacó el teléfono. Era un mensaje de Anne:

Hey, Mar-Mar, ya estoy llegando a tu casa

Por unos segundos, todo su sistema entró en pánico. Si Anne la veía en ese estado, quizás la situación se pondría turbia para ambas... o tal vez no, si la alertaba de las circunstancias, terminó por razonar. Marcy confiaba lo suficiente en la tailandesa como para confesarle lo que estaba sucediendo. Sin duda, podía sacarla de ese apuro. Era su única esperanza.

Anne, necesito que hagas algo por mí. Por favor, por favor, consigue unos supresores antes de venir a mi casa. Es urgente.

Escribió tratando de controlar el tiriteo anormal en sus manos, asimismo, concentrándose en su dificultosa respiración que cada vez se irregularizaba más.

No transcurrió mucho tiempo, y recibió una respuesta.

Claro, pero ¿está todo bien, Marcy?

Sí sí, es solo que me olvidé de comprar los míos y no puedo salir de casa.

Le previno, omitiendo los vergonzosos detalles. No quería preocupar más a Anne de lo que seguramente ya estaba.

De acuerdo, conseguiré los supresores e iré para allá en unos minutos.

Dejó ir un suspiro cargado de alivio al leer su confirmación. Anne era como su ángel guardián; siempre cuidándola, siempre protegiéndola. Además, poseía una fuerza de voluntad inquebrantable que le ayudaba a someter sus instintos más bajos. Era una alfa con un increíble autocontrol, y se lo había demostrado en muchas ocasiones.
Estaba profundamente agradecida con ella.