Un nuevo integrante

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Después de mucho rato trabajando, se giró mirar al gatito, encontrándoselo dormido. Lo observó un momento, no supo por que le pareció familiar, y le hizo recordar un día que Matsuri, trabajando con él hasta muy tarde, se quedó dormida. Le pareció muy tierno.

Recogió algunos papeles, y se levantó para ir a casa. Volvió a mirar al gatito, no podía dejarlo solo en la calle, era muy pequeño. Por un impulso decidió que lo mejor, por el momento, sería llevárselo a casa. De todas maneras, sus hermanos siempre quisieron una mascota.

Lo cogió con una mano, cuidando de no despertarlo, lo cobijó un poco con su túnica y se encaminó a su casa, girando de vez en cuando a ver a su pequeño nuevo amigo.

Ya estando frente a su casa, decidió entrar directamente por la ventana de su cuarto, en ese momento no tenía ganas de que sus hermanos, sobre todo la mayor, le echara una bronca por traer animales sin su consentimiento, sobre todo, no quería que lo despertaran.

Silenciosamente ingresó en su cuarto, y encendió la luz, con cuidado de no hacer mucho ruido, prefería primero dejar al gatito en la cama, darse un baño y luego cenar.

Con mucho cuidado, depositó al gatito en una gran almohada, que nunca usaba, pero que siempre permanecía en su cama, decidió que si él no la iba a usar, el gatito al menos le daría una utilidad.

Entró al baño que tenía en su cuarto, y abrió el grifo de la bañera, tenía ganas de relajarse, y darse un baño. Luego salió de su cuarto, no sin antes darle una pequeña ojeada al felino, bajó por las escaleras, y se encontró con Temari terminando de preparar la cena, y Kankuro poniendo la mesa con un chichón en la cabeza. Supuso que como siempre su hermano estaría viendo la televisión, y su hermana tomó medidas para que ayudara en algo.

Entró en la cocina, atraído por el olor de su comida preferida; costillas a la barbacoa.

—¿Gaara, cuando has entrado? —preguntó su hermana cuando se percató de la presencia de Gaara.

—Hace un momento, cuando peleabas con Kankuro —realmente, nada de eso era verdad, pero sabía que había ocurrido, era obvio que habían peleado.

—Ah bueno —ella sonrió levemente—. Estoy haciendo tu comida preferida, supuse que estarías algo disgustado por la ausencia de Matsuri —sonrió levemente de manera burlona, aunque ciertamente ella también estaba preocupada.

—Hmp, me cambiaré primero —dijo por cambiar de tema, realmente si que estaba frustrado, pero no pretendía admitirlo.

Después de eso, y de ver que su hermana agrandaba un poco su sonrisa, subió a su cuarto.

...

Se despertó, levemente aturdida, y sobre todo con mucha sed y hambre. Ese día no había tomado nada, ni la noche anterior, y le empezaba a pasar factura.

Se levantó, tambaleándose levemente, y entró a lo que parecía un cuarto de baño, guiada por el sonido de agua cayendo. Se fijó en que el grifo de la bañera estaba abierto, y aunque obviamente el agua estaría muy caliente, tenía demasiada sed como para preocuparse por ello. Subió como pudo hasta el grifo, y se puso a beber.

En un momento, escuchó a sus espaldas, donde estaba la puerta, un sonido, pero no le prestó atención. Cuando se sintió satisfecha, se giró, encontrándose con lo que menos esperaba; Gaara estaba ahí, de pie, sin nada que lo cubriera, menos su ropa interior, la cual él parecía tener intenciones de quitarse en ese mismo momento.

Pegó un enorme grito, mas bien un maullido, que alteró al chico, haciendo que se girara a mirarla, ella resbaló y cayó a la bañera, que estaba llena de agua.

watashi wa nekoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora