Tres: O C E A N O

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El océano de sus ojos persistía con atraparme en su profundidad, de perderme en el laberinto de sus olas y su mareta . Y yo, amante del misterio y de la sal, no puse mínima resistencia al saber que fui su elegido.

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La marea trajo basura a sus orillas como si fuera un precioso tesoro que deseaban conservar eternamente. Hay montones de basura acumulada en todo el borde, y la arena era tan negra como el eclipse más oscuro dado. A veces, debajo de más basura y algas negras, se ocultan animales marinos descomponiendose.

Pese al tétrico panorama descubierto, TaeHyun es feliz. Su expresión risueña se esconde detrás de los tubos de la mascarilla, y puedo sentir mi corazón golpeando mis costillas con una fuerza demoledora cuando suelta mi mano y corre a los pies de las olas, ignorando todo el desastre que nos rodea.

El mundo se acabó hace dieciséis años. TaeHyun tenía cuatro años de edad en ese entonces, yo siete. Esta es la primera vez que presencia la playa con su propia piel, y me apena que no sea la misma imagen que su madre se encargo de contarle antes.

Lo peor del fin del mundo es que no fue inmediato.

Comenzó con el cambio climático, los glaciares de la Antártida se derritieron y la presión de los mares y océanos subió hasta destruir ciudades enteras. El pánico se contagio al resto de la población cuando se descubrió un nuevo virus. Provenía de la radiación ultravioleta intensificada por la falta del campo de ozono; es decir, el sol.

TaeHyun llegó al refugio a los diecisiete, acompañado de su hermana mayor, la cual siempre le cuido hasta cierto punto. Sus padres habían luchado con sus últimos rastros de vida para llevar a sus hijos a un lugar seguro, y fueron asesinados por soldados bajo la expectante vista de ambos niños.

Y cuando creyeron que finalmente sus vidas comenzarían a mejorar, los resultados de las pruebas arrojaron a positivo a su hermana; positivo en el virus. Se la llevaron a un lugar desconocido para TaeHyun, donde ella supuestamente estaría segura, pero yo ví por una de las ventanas que fue de ella. No era difícil imaginarlo, era adonde se llevaban a todos los acogidos que portaban el virus y no podían entrar a nuestro Refugio: de regreso fuera de la barrera, mientras ella clamaba piedad desesperadamente, ella solo quería proteger a TaeHyun.

Después nos conocimos, yo me encargué de cuidarlo a partir de ahí. La primera noche que lo escuché llorar, me prometí que daría mi vida por él. Después de todo, yo no tenía nada más porqué sacrificarme.

Y sin embargo, me había arriesgado a traerlo acá por un simple acto egoísta ... No pude evitarlo, la playa fue su única voluntad from que nos conocimos.

—¿En qué tanto piensas? —Le pregunto, preocupado. Nos sentamos en la punta de una roca, detrás de nosotros está el vetusto auto, y enfrente el mar.

—En todo lo que ha pasado para llegar aquí —contesta, encogiéndose de hombros. Y sé lo que sugiere esa respuesta—. Es decir ... Mira esto, hace tres años no imaginaba que pudiera estar aquí. Y es gracias a ti.

Guardo silencio antes de saber qué responderle, escuchando de otra canción de Culture Club conjuntada a la risa de las olas que poco a poco suben hasta nosotros.

—Nunca comprendí tu insistencia por venir a ver la playa, a sabiendas de que no era nada similar a las fotografías que tienes guardadas.

—Bueno...—Masculla, abrazándose un poco más a sus piernas.—Mis padres siempre me contaban de ella, tenían muchas anécdotas de sus viajes a la costa a donde vivían, mi mamá decía que de niña había visto una Sirena... Se que es tonto, pero creí que podía sentir que estaban otra vez conmigo si venía.

✵Beach ||BeomHyun|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora