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La colilla del cigarrillo fue aplastada por la punta de su zapato dejándola casi embarrada en el asfalto gris. Elevó su mirada a la vez que dejaba escapar un largo suspiro. Reprimió la enorme tentación de revolverse los cabellos a causa de sus nervios, aunque pensándolo con más calma, si hacía eso terminaría arruinando su imagen tan impecable y no sería para nada conveniente frente a lo que estaba a punto de hacer.
Luego de lo que parecieron horas, finalmente reunió valor y cruzó aquellas puertas que resguardaban tras de ellas el causante de su inusual y vergonzoso comportamiento.
Una vez dentro, miró de reojo al moreno quien al percatarse de su presencia, deprisa curveó su cuerpo hacia adelante y saludó cortésmente al rubio.
Manjiro se acercó a pasos lentos hasta el mostrador donde se encontraba el que parecía ser el único empleado de la tienda.
Después de su último encuentro el día anterior, el moreno de hermosos ojos azules, se mantuvo fijo en el pensamiento de Sano, incluso llegando a convertirse en el motivo de su desvelo esa misma noche. Aquellos luceros marítimos aparecían en su cabeza cada vez que cerraba los párpados, arrebatándole la tranquilidad y la poca cordura que aún le acompañaba.
Su almohada, fue el único testigo de ese quiebre mental donde luego de largas horas de madrugada de intensas reflexiones, llegó a la patética conclusión de que el chico de apellido Hanagaki, irremediablemente le había arrebatado el corazón.
Manjiro se debatía entre miles de pensamientos que acrecentaban su ya de por sí desmesurada ansiedad.
Jamás en lo que su triste vida respectaba, cruzó por su cabeza el deseo de sostener una relación sentimental y mucho menos con una persona de su mismo sexo. Abocándolo a experimentar por primera vez eso que las personas llamaban "sentimientos románticos".
Aunque quizás estaba adelantándose demasiado, pues Hanagaki apenas llegaba a atraerle, aún no sabía nada de él, excepto el hecho de que odiaba las películas de terror y le tenía miedo a los fantasmas. Datos obtenidos a cortesía del mismo moreno.
Pero a fin de cuentas, había algo que ya estaba más que seguro para Manjiro Sano y es que quería que Hanagaki fuera suyo, debía ser suyo a como diera lugar. No sabía cómo proceder, no obstante algo se le ocurriría. Ahora sería impensable dar marcha atrás.
¿Debería cortejarlo?
¿Si quiera esa palabra aún existía en el lenguaje moderno?
¿Coquetearle?
No tenía una mínima idea de cómo hacerlo. Nadie tuvo alguna vez la delicadeza de enseñarle a hacer algo así.
Se estaba haciendo un lío. Su mente literalmente se quedó en blanco cuando tuvo al de ojos zafiros frente a él, regalándole una sonrisa la cual indudablemente no podía verse más forzada y sabía perfectamente que el mayor culpable de que esto fuera así, era el mismo rubio, gracias a la actitud tan repelente que había mostrado frente al chico, las únicas dos veces que tuvo contacto con él.
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Una vez más [Maitake]
RomanceManjiro Sano ansiaba poder escapar del agujero que él mismo se había encargado de cavar por años. Quién le diría que un simple empleado de una tienda de alquiler de DVD, sería el elegido para ser esa luz que guiaría su camino. Hallando en él la feli...